El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien aspira a la reelección en los comicios del 2 de octubre, subió el tono este jueves y afirmó que el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva "continuará en el basurero de la historia".
Bolsonaro, quien a diez días de la cita con las urnas tiene en las encuestas una desventaja de entre 10 y 15 puntos porcentuales frente al favorito Lula, reiteró su desconfianza en los sondeos y aseguró ante cientos de personas que ganará las elecciones "en la primera vuelta".
El líder de la ultraderecha retomó su campaña en la ciudad amazónica de Belén, tras haber asistido a los funerales de la reina Isabel II en Londres y participar en la Asamblea General de la ONU, en Nueva York.
Aseguró que en esos viajes comprobó que Brasil y su Gobierno "son admirados por todo el mundo", lo cual atribuyó entre otras cosas a su firme defensa de los valores conservadores.
Bolsonaro sube el tono
"El Estado puede ser laico, pero su presidente es cristiano", dijo en un mensaje dirigido a los evangelistas, que representan un 25% del electorado y forman parte de su base política.
"A diferencia del otro candidato, defendemos la vida desde su concepción, decimos no al aborto, a la ideología de género y a la legalización de las drogas" y "nuestro lema es Dios, patria y familia", enfatizó.
Aseguró que, pese a lo que dicen las encuestas, está "seguro" de que el apoyo que tuvo en las elecciones de 2018, cuando ganó en la segunda vuelta con el 55% (57,7 millones de votos) "se duplicará" ahora y que garantizará su victoria el mismo 2 de octubre.
"Seguiremos haciendo nuestro trabajo, reconocido dentro y fuera de Brasil" y "Lula continuará en la basura de la historia", porque "ese tipo nunca más le va a robar al pueblo brasileño", afirmó.
Pese al optimismo del mandatario, seis de las últimas quince encuestas han llegado a indicar que Lula, quien lidera todas las preferencias desde hace un año, podría ganar en la primera vuelta, para lo que necesitaría superar el 50 % de los votos válidos.
En función de eso, el líder progresista enfoca ahora su campaña en la búsqueda del "voto útil" e intenta pescar entre quienes apoyan al laborista Ciro Gomes, tercero en los sondeos con un 9 por ciento.