Foto EFE

El exalto responsable de las fuerzas croatas de Bosnia, Slobodan Praljak, murió este miércoles al ingerir veneno después de haber escuchado su sentencia en la sala de audiencia del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY).

«Uno de los seis acusados murió en el hospital HMC en La Haya», dijo un portavoz del tribunal, Nenad Golcevski, en alusión a Praljak, de 72 años. «Bebió un líquido mientras estaba en el tribunal y enfermó rápidamente».

Poco antes, la agencia oficial croata Hina había indicado que Praljak había muerto en un hospital tras beber veneno.

«Rechazo su veredicto», dijo el exmilitar después de que el tribunal confirmara su condena a 20 años de cárcel. Luego sacó un frasco y bebió su contenido -veneno, según su abogado-.

Varios medios croatas anunciaron su muerte, entre ellos el canal privado N1 y los principales diarios Jutarnji List y Vecernji List. La agencia Hina confirmó su fallecimiento, citando a una fuente cercana al condenado.

El tribunal suspendió su audiencia tras el incidente. Un ambulancia acudió ante la sala, y varios socorristas entraron en el interior del edificio.

«La sala de audiencia nº1 es una escena de crimen, la policía holandesa ha abierto una investigación tras lo que ocurrió esta mañana», declaró el presidente del tribunal, Carmel Agius, cuando se reanudó el juicio el miércoles por la tarde en otra sala del TPIY.

– Incidente inédito –

Este incidente inédito ocurrió durante una audiencia en apelación a seis exdirigentes y jefes militares de los bosniocroatas, acusados de crímenes de guerra en el conflicto entre croatas y musulmanes (1993-1994) que estalló durante la guerra en Bosnia (1992-1995).

Se produjo justo después de que los jueces confirmaran la condena a 25 años de prisión contra el exdirigente de los croatas de Bosnia, Jadranko Prlic, por el traslado de poblaciones musulmanas y por el recurso a asesinatos, violaciones y destrucciones de bienes civiles con el objetivo de crear una «gran Croacia».

Unos actos calificados por la acusación de crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos durante la contienda bélica en Bosnia que causó más de 100 mil muertos y 2,2 millones de desplazados.

El veredicto de este miércoles debía ser el último del TPIY antes de echar el cierre en diciembre, después de casi un cuarto de siglo dedicado a juzgar a los autores de las peores atrocidades en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

El primer ministro croata Andrej Plenkovic denunció la «injusticia». «Quiero transmitir mis más sentidas condolencias a la familia del general Slobodan Praljak», declaró Plenkovic en rueda de prensa. «Su acto, que desgraciadamente todos pudimos presenciar hoy, demuestra la profunda injusticia moral cometida con seis croatas de Bosnia y el pueblo croata».

– Antecedentes –

No es la primera vez que un acusado por el TPIY atenta contra su vida, aunque nunca había ocurrido en la sala de audiencia.

En 2006, el exjefe de los serbios de Croacia, Milan Babic, de 50 años, condenado a 13 años de cárcel por actos violentos cometidos durante la guerra de 1991-1995 en Croacia, se quitó la vida en la cárcel del tribunal en La Haya.

En junio de 1998, otro serbio de Croacia, Slavko Dokmanovic, se quitó la vida en su celda.

El TPIY confirmó las condenas en primera instancia, de entre 10 y 20 años de cárcel, para los seis exresponsables juzgados este miércoles, entre ellos Jadranko Prlic, que fue «primer ministro» de la república de Herzeg Bosnia, entidad autoproclamada por nacionalistas croata en Bosnia en 1993.

Todos, incluidos Bruno Stojic, su exministro de Defensa, Milivoj Petkovic, exlíder de las fuerzas armadas de Herzeg Bosnia, y Slobodan Praljak, habían sido acusados de llevar a cabo «una empresa criminal común» para imponer una dominación croata, recurriendo a la limpieza étnica en las zonas controladas por sus tropas.

Aunque la guerra de Bosnia enfrentó sobre todo a los musulmanes con los serbios, los croatas y los musulmanes también combatieron en 1993 y 1994.

La imagen más simbólica de esa «guerra en la guerra» fue la destrucción en noviembre de 1993 del «Stari Most», el puente otomano de Mostar, una ciudad multiétnica, donde hoy en día siguen conviviendo bosnios musulmanes y croatas católicos.




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