Las cajas CLAP y las bombonas de gas desaparecieron en algunas zonas del sur valenciano
Las cajas CLAP y las bombonas de gas desaparecieron en algunas zonas del sur valenciano / Fotos: Francisco J. Figuera

A pesar de que las autoridades regionales de Carabobo aseguren que las cajas CLAP correspondientes a marzo se lograron distribuir al 100%, los vecinos aseguran que la realidad es otra.

En el sur de Valencia, en pleno período de cuarentena, y a pesar de la orden gubernamental de acelerar las entregas, hay comunidades a las que no se les visitó el mes pasado, ni siquiera durante los tres meses anteriores. Aunque suene increíble, hay sectores que no reciben los alimentos subsidiados desde 2019.

Desasistidos en la vía El Paíto

Al final de la avenida Sesquicentenario, luego del Parque Recreacional Sur, inicia la llamada vía El Paíto que en los mapas recibe el nombre de calle Venezuela.

En uno de sus laterales, a mano derecha, se abre el barrio El Impacto. En el sector La Antena, Ángel Moreno, integrante del consejo comunal local, indica que el CLAP tiene cuatro meses que no llega.

“La última vez que llegó trajo pocos productos, no los que debería: tres medios kilos de frijol chino, tres kilos de arroz, dos de pasta, un (litro de) aceite y un (kilo de) azúcar. Eso es lo que vino, y el costo fue de 20 mil bolívares en efectivo. Eso lo organiza el bloque político del PSUV en la comunidad, que hace la entrega a los dos días, si acaso”.

Las cajas CLAP y las bombonas de gas desaparecieron en algunas zonas del sur valenciano

También se quejó de que hace 15 días se canceló el importe por concepto de gas comunal “y estas son horas en que no ha llegado”. Añade que es usual que venga cada dos meses.

Y eso sin contar los demás servicios. Detalló que el del agua, muy intermitente y de pésima calidad, no es apta para el consumo; el de telecomunicaciones, poco funcional; el de recolección de desechos, tan inexistente que ya las calles parecen vertederos a cielo abierto, nada justificable en tiempos de una pandemia y con una serie de medidas sanitarias que se debería cumplir a cabalidad.

Impacta saber la realidad de esta zona, en especial porque a pocos metros está el muy publicitado “DracuPark”, donde se nota una inversión para procurar esparcimiento y diversión a pocos kilómetros de un espacio de pobreza y abandono.

La cuarentena lo empeora todo

Más adentro en la vía, específicamente en el sector dos de La Democracia, el dirigente vecinal Domingo Acosta señala que, en medio de la cuarentena que se desarrolla en el país por la pandemia mundial de coronavirus, el Gobierno regional los tiene desasistidos en diversos frentes.

Se supone que el beneficio de las cajas CLAP debe ser continuo, cada 15 días, comentó. «Acá las familias lo reciben cada tres meses. Todo empeora porque llaman a la gente a que se quede en casa, a que no salga. Si no les entregan los alimentos, éstos se ven obligados a comprarlos a diario, si es que pueden”.

En esta situación se encuentran las 10 mil familias que habitan en los diferentes sectores de La Democracia.

Y aunque la etapa II tuvo la suerte de recibir la caja hace más de un mes, a finales de febrero, Acosta desmiente que hayan recibido lo correspondiente a marzo, como afirman desde Alimentos Carabobo, empresa adscrita a la Gobernación (Alimca). “El pueblo está pasando necesidad. Hay gente que trabaja a destajo y vive del día a día. Yo soy maestro de construcción y laboro de manera independiente. Si yo no puedo salir, por cumplir la cuarentena, el Gobierno debería hacerme llegar los beneficios. Hacerlos llegar casa por casa, cosa que no está pasando”.

Señaló, además, el grave problema de la distribución del gas comunal, las bombonas no llegan con la regularidad que deben, lo que obliga a los vecinos a desplazarse hacia los lados de La Marquera para buscar leña para cocinar. “Acá la última vez que llegó el camión fue hace un mes, pero a veces tardan tres o cuatro meses en venir. De paso, esas bombonas no vienen bien llenas y duran ocho o 15 días. Entonces, nos obligan a cocinar a leña, tragar humo y enfermarnos de los pulmones”.

Sin cajas CLAP y con desnutrición infantil

De nuevo en la vía El Paíto, un poco después de La Democracia, se encuentra el barrio Teodoro Gubaira. Allí, Rosa Magallanes, integrante de Contraloría del consejo comunal, relató una situación no muy diferente, pero agregó que “las cajas CLAP muchas veces vienen destapadas, incompletas”.

Además, destacó que éste es un sector donde habita una buena cantidad de personas en situación de pobreza, donde también se ve mucha desnutrición infantil, lo que recrudece el cuadro social.

Por ello destaca la labor de su vecina Yuleidys Pinto, quien administra un comedor que brinda apoyo a unos 55 niños de la comunidad sin ningún respaldo gubernamental.

En el comedor, se ve a Pinto cocinando el menú del día, pasta y carne molida, con alimentos que le han donado empresas como Polar, Monaca o la expendedora Makro.

En el lugar ambas explican la situación. En primer lugar, habla Magallanes: “Éste es un esfuerzo personal de Yuleidys, a quien incluso le han excluido del beneficio del CLAP por que no simpatiza con el chavismo. Sin embargo, como acá somos solidarios, ayudamos a todos. Al que viene acá no se le pregunta por su color político, se le atiende y ya, porque tiene una necesidad”.

Pinto complementa que además de los niños atiende a una mujer lactante, a dos personas con discapacidad y a varios adultos mayores, que no siempre cuentan con el beneficio de alimentación del Gobierno nacional.

Y lo hace con mucho esfuerzo. Casi toda la semana ha tenido que cocinar a leña, porque tiene tiempo que no llega el gas comunal. No obstante, como cuenta con muchos vecinos colaboradores, ha tenido la suerte de que una le ha prestado una bombona de 10 kilos por hoy para cocinar el almuerzo que corresponde. «Pero mañana si me toca a leña porque está pautado hacer una sopa”, dijo.

En la misma conversación, sale a relucir la dura situación de la zona y la desactivación de las dependencias de salud que hace años brindaban muy buenos servicios y que desde hace dos años ya no tienen ni médicos ni insumos.

Magallanes recordó que solían contar con tres CDI en la zona, el de La Democracia II, el de La Unidad y el de Las Flores, en los que se ofrecía medicina general, ginecología, hospitalización, odontología, vacunación, pediatría. Eso mermó desde que Marvez logró la Alcaldía”.

Magallanes coordinaba uno de ellos. Enfermera de profesión, solía administrar el servicio en una de estas instalaciones, y resalta que la situación era otra.

No obstante, hoy se queja de que en vista del peligro que representa el COVID-19 para el país y para Carabobo en específico, los habitantes de Teodoro Gubaira no cuentan con jornadas informativas sobre el virus ni con posibilidad de adquirir tapabocas, ni insumos médicos, ni gel antibacterial, mucho menos con un plan de contingencia de llegar a presentarse algún caso. “Se supone que el Gobierno debía suministrar algunos de estos insumos a través de los CLAP, pero eso no se ha concretado acá. No nos visitan ni el gobernador Lacava ni el alcalde de Valencia para implementar algún dispositivo. De llegar la emergencia al barrio, no tendremos cómo responder”.

También deplora la situación de insalubridad que experimenta el barrio, producto de la rotura del sistema de cloacas, por lo que las aguas servidas han empezado a invadir las calles.

En 13 de Septiembre, el CLAP tampoco llegó

En la avenida 5 de Julio del barrio 13 de Septiembre habita el matrimonio de Hilda Caracote y Mario Méndez, quienes también se quejan de la situación del CLAP en la zona.

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Según Méndez, la última vez que llegó fue en febrero, pero la anterior había llegado en noviembre. «En esta ocasión, recibimos dos kilos de pasta, cuatro kilos de arroz, uno de harina de maíz, uno de harina de trigo, un litro de aceite y un kilo de azúcar”.

Hilda complementó: “Y pasó que si un vecino recibió cuatro (kilos) de arroz, otro recibió tres, o le faltó una harina. La leche no vino más y tampoco hubo granos ni enlatados. Las cajas no están llegando completas y alguien se está agarrando las cosas que la gente paga, independientemente que sea a precios subsidiados”.

Pero a esta pareja no le preocupa tanto el CLAP, ni la bombona de gas cuya llegada se ha regularizado en los últimos meses. Lo que les genera inquietud son las aguas servidas que pululan por toda la calle, porque ha colapsado el sistema de cloacas en la zona y a la gente se les devuelve en sus hogares, por lo que han optado por lanzarlas en plena vía para resolver el asunto.

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Ambos se quejan de que no tienen las mejores condiciones de higiene y salubridad en estos momentos. «En medio de una pandemia como el coronavirus, no sabemos lo que podría pasar si se presenta algún caso”.

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Ambos hicieron un llamado a las autoridades municipal y regional para que traten de solventar el asunto lo más pronto posible, porque ya las calzadas están inaguantables en el barrio ubicado en las inmediaciones de la Plaza de Toros.




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