Las colas y las estaciones cerradas son el nuevo panorama que viven los carabobeños desde que inició la crisis de combustible. En tres municipios del estado Carabobo el escenario no es muy alentador.
Muchos se quedan sin combustible, luego de pasar más de una hora en espera. A algunos les funciona el aire y otros tienen que esperar dentro de sus vehículos bajo el inclemente sol valenciano para poder llenar el tanque.
En Guacara la estación de Yagua es una de las que está abierta. Una cola de 30 carros es visible a medida que se recorren los kilómetros en la autopista Variante. Sin embargo el temor es haber perdido el tiempo.
No muy lejos de ahí en la estación de servicio El Naranjillo, unas rejas grises impiden que cualquier conductor ingrese al área. No hay nadie trabajando, ni los negocios tienen las santamarías arriba, así que el recorrido debe continuar y en Los Guayos ocurre igual. Tres estaciones a puerta cerrada indican que la escasez de combustible es real, por lo que deben rodar hasta ciertos puntos de Naguanagua o San Diego, como la estación de Las Morochas o la de Bosqueserino. En la primera la cola se deshace porque ya no queda más nada. Juan Camacho trabajador del lugar grita «Esto es patria».
En las avenidas importantes del municipio Naguanagua hay una estación cuyas largas colas causan estupor y es la del Fuerte Paramacay. Parece una larga cola que no avanza. Ahí llega de vez en cuando gasolina y casi todos pueden llenar, pero es mucho el tiempo que se debe sacrificar. Los conductores se quejan porque la Avenida Universidad Colapsa y más cuando las horas pico se acercan y los escasos autobuses y motorizados recorren sus rutas diarias.