En las estaciones de servicio subsidiadas de Carabobo se respira cansancio e impotencia: los usuarios pasan hasta tres días en una cola viendo cómo los funcionarios de seguridad permiten el paso de vehículos que no estaban en la fila.
María Velázquez llegó a las 5:00 am del viernes a la E/S Michelena y estuvo observando la dinámica de distribución de combustible. Según el terminal de su placa le correspondía abastecer su tanque este lunes, pero no estaba segura de poder lograrlo. “Hay muchos matraqueos por gasolina. Cuando llega la gandola por cada 10 carros de los que llevamos días en la cola pasan 20 carros VIP”.
Las personas que antecedían a Velázquez en la fila sentían la misma incertidumbre. Con semblantes ojerosos no desviaban la vista de la gasolinera, a la expectativa de entrar en el lote de los afortunados que consiguen combustible por las vías legales.
Cuando por fin llegó la gandola, a las 10:45 am, la molestia en el ambiente no se disipó: vehículos que no pertenecían a la fila ingresaban a la estación. “No tenemos con quién quejarnos ni a dónde acudir”, expresó Velázquez desesperada por no saber a quién pedir ayuda si las mismas autoridades que deberían solventar la situación son quienes gestionan el suministro.
En la E/S Santa Ana
La lucha por acabar con los listeros y los revendedores de gasolina en la E/S Santa Ana no ha sido fácil.
Primero las autoridades prohibieron la pernocta e implementaron el sistema por orden de llegada: los ciudadanos acudían a pie a la estación en la mañana para registrar sus datos y los encargados de la gasolinera les entregaban un tique con el que podrían facturar una vez llegada la gandola.
Para no dejar lugar a los tramposos, desde este lunes los oficiales se encargaron de filmar durante la entrega de los pases para verificar en los videos que las personas que facturan son las mismas que reciben el tique. “Aún con la modalidad pico y placa, todo está mucho más organizado”, aseguró Rubén Mendoza, a quien le habían otorgado el cupo 87 de 200 repartidos.
Aunque a los usuarios de esa estación sólo les piden el carnet de circulación y el documento de identidad original, entrar en los primeros doscientos vehículos sigue significando un sacrificio. “El problema es que si decimos que llegamos a las dos de la madrugada, entonces la gente querrá llegar a las doce o a la una y eso puede perjudicar a la comunidad”, indicó Diego Gómez.
No alcanza para todos
En la E/S Naguanagua (avenida Bolívar vieja) también es visible una mejor organización, gracias a la conformación de un comité organizador instaurado por los propios vecinos. Sin embargo la hilera de vehículos es kilométrica y con el pase de 150 carros y 20 motos no fue suficiente para todos. “Ha llegado cada día la gandola, pero siempre quedan personas por atender”, explicó Carmen Godoy, miembro del comité.