Magaly Ortiz no lo pensó. Simplemente se arrodilló al ver pasar frente a ella la reliquia del beato José Gregorio Hernández. No pudo contener las lágrimas y comenzó a rezar el Padre Nuestro.
Su muestra de devoción fue solo una de las muchas que se manifestaron en Carabobo este sábado 1 de mayo. Ella lo hizo porque siente una profunda fe hacia el doctor de los pobres. «Él siempre nos sana, es bueno, humilde, nos escucha, y ahora podemos tenerlo en nuestros altares. Es una gran bendición».
Un poco antes del mediodía pasó la caravana con la reliquia por la avenida Don Julio Centeno de San Diego, luego de haber llegado al peaje de Guacara a las 8:30 a.m. para iniciar su recorrido en el Socorro Móvil, por San Joaquín, Guacara, Los Guayos, San Diego y la avenida Universidad de Naguanagua, dónde tampoco faltaron las manifestaciones de fe.
Yoselin Tibaure esperaba desde muy temprano el paso de la caravana por el sector La Campiña. Lo hizo con un retrato del beato que ella misma hizo. «Desde que tengo uso de razón en mi familia somos devotos, él siempre ha sido un santo para nosotros».
Ejemplo y guía
Al entrar a Valencia, la reliquia recorrió la avenida Bolívar, la Monseñor Adams, la Andres Eloy Blanco, y siguió su rumbo hacia la Ciudad Hospitalaria dr. Enrique Tejera (CHET), donde la religión y la fe se unieron.
La directora regional de Médicos Unidos Venezuela, Leyla Ortiz, expresó la emocion que sienten por la beatificacion. «Nos sentimos muy alegres y que Dios nos ha dado un regalo a toda Venezuela, no solo a los médicos, sino a todo el país».
Ortiz aseguró que el doctor José Gregorio Hernández representa un ejemplo a seguir para todo el gremio. «Él siempre le hizo bien al prójimo, estuvo pendiente del más desvalido y susceptible y ese es el espejo de humildad en el que tenemos que vernos».
En las afueras de la CHET también hubo peticiones de rodillas y lágrimas, mientras que el padre Wilmer Moyetones, de la pastoral de salud, elevaba plegarias de acción de gracias.
Del hospital más importante del centro del país, la reliquia recorrió varios sectores del sur de Valencia, hasta llegar a la plaza Sucre, frente al santuario de la iglesia San Francisco, donde le rindieron honores.
