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La última jornada de investigaciones sobre la desnutrición de Caritas de Venezuela se realizó el fin de semana pasado en Carabobo, específicamente en Naguanagua, donde según la nutricionista y asesora de esta organización no gubernamental, Susana Raffalli, encontraron alarmantes índices de desnutrición.

Las reservas están al mínimo. Después de un año pudiera asegurar que, al menos en las parroquias más pobres del país, se agotó el tiempo, alertó la especialista. «Lo que comenzó siendo una crisis alimentaria debido a la intención deliberada de mantener la distribución alimentaria secuestrada y la inflación desmedida, hoy ya se convirtió en una emergencia humanitaria en la que el siguiente paso es la muerte».

Según los estudios realizados por Raffalli en la entidad carabobeña, 39 kilos fue el mayor peso registrado entre las mujeres embarazadas y en proceso de lactancia que fueron pesadas y medidas. «Están totalmente desgastadas. Eran muchachas de entre 16 y 21 años», señaló durante una entrevista este miércoles con el periodista César Miguel Rondón.

Para la vocera de Caritas, el hallazgo encontrado es la imagen perfecta de una mujer que amamanta para que este niño sobreviva seis meses, pero que una vez que deje el pecho, pasará a comer nada. «No es un hambre nada más en términos biológicos, tenemos a un pueblo extraordinariamente agotado de todas aquellas cuestiones afectivas que genera el hambre, como por ejemplo la incertidumbre».

En referencia a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), sostuvo que este no es un sistema de alimentación diseñado para gente libre, ya que lo redujeron al único alimento posible para las personas más pobres del país. «¿Quién puede tener un pensamiento político si no tiene garantía de un almuerzo?».

El balance de la «Gran Misión Abastecimiento Soberano», a cargo de la Fuerza Armada Nacional (FAN) por órdenes del Ejecutivo, es que en un año se duplicó la desnutrición grave en el país y que, además, las calles siguen estando llenas de filas para comprar alimentos, criticó Raffalli.

La no rectificación de este sistema conducirá al empeoramiento de la situación, y esto a su vez influirá en la duplicación del bajo peso al nacer, la triplicación de niños nacidos muertos o con problemas del tubo neural producto de embarazos con deficiencias nutricionales. «La desnutrición aguda mata al que está a punto de morirse, pero los que sobreviven quedan condenados para toda su vida a un retardo cognitivo productivo, afectivo y social».




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