A un día cumplir su centésimo décimo tercer año de fundado, el presidente de la C.A. El Impulso, Carlos Eduardo Carmona anunció para este 31 de diciembre de 2016, la aplicación del plan “C”, que significa el cierre de su edición impresa.

“En esta oportunidad, nuevamente el Gobierno, a través de sus organismos ejecutores, impide que la circulación diaria se mantenga, razón por la cual nos vemos en la imperiosa necesidad de suspenderla a partir de este último día del año 2016, cuando será nuestra última edición impresa”.

Esta es una inminente medida en contra del periódico más antiguo de Venezuela, un sueño que don Federico Carmona convirtió en realidad en Carora, el primero de enero de 1904.

En 1919 decidieron trasladar el diario a la capital del estado Lara, Barquisimeto, en busca de un suelo firme y hospitalario.

Nada detenía sus andares visionarios, por lo que don Federico Carmona sintió la necesidad de extender sus pasos hacia la capital del país para ejecutar un ambicioso proyecto con una doble edición, una para Barquisimeto y otra simultánea que se llamaría “Edición Caracas”.

En septiembre de 1928 murió don Federico y El Impulso quedó en manos de su hijo, Juan Carmona, quien un año después hizo realidad ese sueño de su padre. Un primer ejemplar, con las dos ediciones, reseñó el terremoto de Cumaná, con una suscripción pública a beneficio de los damnificados.

Trabajadores de esta casa editora expresaron su molestia y preocupación por la paralización de operaciones del rotativo más longevo del país.

A la periodista Mariangel Durán, pese a que la situación se venía advirtiendo desde hace varios años, el cierre de la edición impresa de El Impulso no dejó de sorprenderla. “Es una situación que nos hace sentir tristes, y es lamentable que esto ocurra, por ser este diario una ventana noticiosa del estado Lara y decano del periodismo nacional”.  

Varias veces en el año la Corporación Maneiro esperaba hasta que faltaban unos días para enviar sus cotizaciones y luego las bobinas; pero en los últimos tres meses los lapsos de respuesta se hacían más largos, hasta que ya el último de noviembre fueron dos cotizaciones y un tardío envío, luego del pago correspondiente. La primera fue de 22 bobinas de 28 pulgadas y la segunda de 20 bobinas de 50 pulgadas que es la que utiliza la rotativa.

Mariangel Durán, quien se identificó además para el diario El Carabobeño como miembro de la delegatura sindical de los trabajadores de El Impulso, subrayó que esta medida de cierre de la edición impresa afecta a 185 trabajadores fijos.  

Pacífico Sánchez, reportero desde hace más de cincuenta años en esta empresa editorial, al expresarse en nombre del resto de la nómina, recalcó que esta situación que enfrenta hoy El Impulso constituye una violación a la Constitución y a las leyes que amparan a los trabajadores, así como del resto del país, por ser este una prohibición a la libre expresión del pensamiento y al derecho a estar informados.   

Sánchez señaló que el Complejo Editorial Alfredo Maneiro (CEAM) viola las leyes al constituirse como un monopolio, hecho prohibido en un Estado democrático.

Carlos Eduardo Carmona manifestó su extrañeza ante el hecho de  que, mientras los medios oficiales nunca han confrontado problemas con el suministro de papel, los periódicos independientes que circulan en todo el país tienen que padecer una tortura para obtener su materia prima.

“Quienes formamos parte de la familia de El Impulso hemos hecho los mayores esfuerzos para continuar informando a los larenses y a todo el país, en forma veraz, objetiva y oportuna. Nunca hemos cambiado la línea editorial que definieron nuestros antepasados, respetuosa, pero firme y sin adulancias, que es lo que nos ha permitido obtener el respeto y el respaldo de todos. Confiamos en que pronto estaremos nuevamente en la calle”.

Con el cese de circulación de la edición impresa de El Impulso, ya son 14 los medios cerrados por el Gobierno desde 2013, siete de ellos en 2016. El brazo ejecutor ha sido invariablemente el Complejo Editorial Alfredo Maneiro. Igual suerte corrió, el 17 de marzo, la edición impresa de El Carabobeño




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