(Foto AFP)

La población de la ciudad colonial de León, al noroeste de Nicaragua, realiza hoy un paro general de actividades por 24 horas, en protesta contra el Gobierno de Daniel Ortega, a quien responsabilizan de una crisis sociopolítica que en 56 días ha dejado al menos 146 muertos.

Con la suspensión de todas sus actividades sociales y comerciales, León, con sus más de 400.000 habitantes, se convirtió en la segunda ciudad en realizar un paro general, después de Masaya.

Antes de detener la ciudad, los pobladores de León se prepararon con barricadas en las calles, con el objetivo de impedir que las fuerzas del Gobiernos ingresaran a los barrios para disparar o secuestrar a la gente, una constante desde que se inició la crisis.

Este martes la gente en sus casas, las calles vacías, comercios cerrados, automóviles estacionados, escuelas desoladas y áreas públicas áridas, crean una imagen de lo que ocurre en León, ubicada a 97 kilómetros al noroeste de Managua, 11 horas después de iniciado el paro, a las 00.00 horas local de este martes (06.00 GMT).

Incluso en el mercado central, donde se pudo observar cierta actividad, los comerciantes levantaron barricadas, para evitar escenas como las de Managua, Masaya, Granada o Rivas, donde fuerzas de choque oficialistas, junto con la Policía Nacional, han realizado saqueos.

La Alcaldía de León hizo reiterados llamados a la población para que realizara sus actividades cotidianas, y los medios del Gobierno mostraron imágenes en planos cerrados sobre una supuesta vida normal en la «ciudad universitaria», pero las calles continuaron vacías.

Hasta antes del 18 de abril pasado, cuando se inició la crisis, Masaya y León eran dos de los principales bastiones del oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

El paro general en León, considerada una joya arquitectónica de Centroamérica, concluirá a la medianoche de este martes, según la Articulación Leonesa de la Sociedad Civil, que ayer hizo el llamado.

Nicaragua atraviesa la crisis sociopolítica más sangrienta desde los años de 1980, según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh).

Las protestas contra el presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, comenzaron el 18 de abril pasado por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción.




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