Pedro Cáceres Cuello, comerciante, diabético, de 56 años, murió en el hospital Domingo Luciani, donde fue trasladado desde la subdelegación del Cicpc de El Llanito, y sus familiares solicitaron que le practicaran una autopsia minuciosa, pues sospechan que el deceso no fue por causas naturales.
El hombre fue detenido el 6 de junio, en la urbanización MirÁvila, de Parque Caiza, tras ser denunciado por una mujer que lo acusó de hurto, actos lascivos y privación de libertad. En el calabozo del Cicpc estuvo hacinado junto con 110 presos más, entre ellos 8 tuberculosos, y cuando lo llevaron al hospital también trasladaron a un enfermo terminal.
Cáceres sufría del síndrome del pie diabético, en prisión no podía continuar el tratamiento porque los cuidadores no permitían que llevaran medicamentos, sino una comida diaria.
El enfermo se complicó al llegar al hospital y el martes 2 de julio murió. En el centro asistencial lo certificaron como una muerte natural, pero sus familiares solicitaron que lo llevaran a la morgue de Bello Monte, para que determinen la causa exacta del fallecimiento. Ellos sospechan que fue maltratado.
Cáceres era vendedor de repuestos y topes de cocina, y dejó tres hijos.
Murió indigente por desnutrición
En el Refugio Negra Hipólita Aquiles Nazoa, en Quinta Crespo, murió Héctor Jesús Bastidas Torres (38), quien se encontraba en situación de calle y hace dos años lo rescataron para llevarlo al referido centro.
Sus familiares contaron que cuando iban a visitarlo les decían que le llevaran solamente frutas o alguna golosina, porque allí tenía garantizadas las tres comidas.
Cuando fueron a visitarlo el 28 de junio le dijeron al padre que Héctor había fallecido el 22 de un paro cardíaco. Sin embargo la autopsia indica que la muerte le sobrevino por “desnutrición proteica calórica”.
