Los comerciantes del Periférico La Isabelica sienten que caminan en una cuerda floja: sólo les permiten trabajar durante las dos semanas flexibles de cada mes, aunque la mayoría de ellos vende productos de primera necesidad.
Cada semana radical la Alcaldía de Valencia emite un decreto de cierre temporal (7 días) de los seis mercados municipales de la ciudad, incluyendo comercios que se encuentren alrededor de 400 metros, con la finalidad de evitar la propagación del COVID-19. Pero la medida está asfixiando a los dueños de negocios que ya han gastado todos sus ahorros tratando de mantener a flote sus ventas.
Nerio Escobar tiene 38 años laborando dentro del establecimiento. En las décadas pasadas con los ingresos de su local pudo sacar adelante a sus hijos, pero ahora que ya es abuelo sacrifica su plato de comida para que al menos sus nietos logren comer. “Los niños no entienden lo que está pasando y nosotros no entendemos por qué no nos dejan trabajar si vendemos alimentos”.
El negocio de Escobar solía estar repleto de hortalizas y legumbres pero ahora sólo muestra estantes vacíos. Desde que empezó el esquema 7×7 tuvo que sacar plata de su bolsillo para pagar mercancía que se perdía. «Ahora no tengo para reponerla como antes”.
Medidas de seguridad
John Barrientos es otro comerciante que trabaja en ese mercado desde que tenía 11 años. Él vende artículos de ferretería y entiende lo delicado que es laborar en plena pandemia, pero le parece injusto que los buhoneros que tampoco venden comida puedan trabajar en las afueras del periférico durante las semanas radicales. Nos mandan a cerrar para evitar el contagio del coronavirus pero proliferan los buhoneros y no todos usan tapabocas ni guantes. Esto se ha vuelto caótico”, explicó Barrientos, señalando a los negocios vecinos que tenían la santamaría abajo.
Para Darwis Meza y su esposa María Mendoza, quienes apenas tienen seis meses en un local, la situación es insoportable. Consideran que es más seguro comprar dentro del mercado que afuera, porque en las tres entradas ofrecen gel antibacterial y pueden regular en ingreso de las personas para evitar aglomeraciones.
Sin respuestas
En el rostro de los comerciantes se refleja el cansancio. Llevan toda la cuarentena intentando que atiendan sus peticiones, pero tras las reuniones concretadas no han visto por parte de las autoridades competentes ningún esfuerzo por solucionar la situación.
“Queremos ser escuchados. La gobernación no nos responde pero pronto intentaremos con la Alcaldía”, indicó el carnicero Alejandro Molina, quien asegura que no sólo los dueños de negocios, sino la comunidad, desean que el periférico esté abierto todos los días.