Los comerciantes de los mercados municipales de Valencia tomaron un respiro tras la apertura de los periféricos durante esta semana estricta.
Los mercados de La Candelaria y La Isabelica sólo abrían los días de flexibilización. Todos los negocios se vieron afectados por el esquema 7×7. Ni siquiera los dueños de locales que ofrecen productos de primera necesidad podían laborar, pero ahora esperan que las personas se acostumbren al nuevo horario.
Sólo los sectores primarios levantaban sus santamarías durante días de cuarentena radical en el mercado municipal de Naguanagua, hasta esta semana, cuando la regiduría del establecimiento otorgó el permiso a otros comerciantes de trabajar miércoles, sábado y domingo de las semanas cerradas.
“Tienen que entender que ellos viven de nosotros, no nosotros de ellos. Porque si no abrimos no hay como pagar impuestos”, comentó María Silva, propietaria de una agropecuaria desde hace 20 años. “Esperemos que las ventas mejoren, porque ha sido rudo para quienes no vendemos víveres”, dijo Marta Galli, dueña de una tienda de ropa.
Mediar con el virus
Pese a la completa apertura la afluencia de clientes fue muy baja durante esta semana. El comerciante Luis Segnini cree que muchas personas sienten temor de las aglomeraciones ante la amenaza del coronavirus, pero aseguró que en el periférico La Candelaria, con una sola entrada disponible donde el portero ofrece antibacterial y exige el uso del tapabocas, se están cumpliendo las medidas de boioseguridad. “Este mercado vale la pena y es bien aseado. Los mismos arrendatarios velan las exigencias sanitarias”.
Sacrificio
La reapertura es un lujo del que no pueden gozar todos los propietarios. Algunos cuentan con la mercancía mínima, otros quedaron completa descapitalizados.
Irma Palencia, dueña de una quincallería desde hace tres décadas, recientemente vendió su carro para poder reponer el inventario. “Nos comimos el capital porque trabajábamos una semana para suplir las necesidades de dos”.
Celeste Goncalves trabaja en una venta de verduras y siente que la apertura del mercado es como empezar de cero. Había perdido mucha mercancía en las semanas cerradas. “Es difícil reponerla porque todo ha subido de precio. Con lo poquito que tenemos tratamos de batallar todos los días”.