Jesús Martínez madruga todos los días para vender café y cigarrillos en el centro de la ciudad, sin importar la radicalización de la cuarentena. Le gustaría poder quedarse en casa para cumplir con las restricciones del esquema 7+7 que volvió a iniciar este lunes tras un mes entero de flexibilización, pero su hambre no puede esperar una semana, ni siquiera 24 horas.
“Yo trabajo el día a día. Un día sin trabajar, es un día sin comer”, explicó Jesús con voz de preocupación: en sus hombros recae la responsabilidad de mantener a tres niños y su madre, una señora de la tercera edad con varias complicaciones de salud.
Durante un recorrido de El Carabobeño por las principales calles comerciales de Valencia, se pudo constatar que los únicos negocios abiertos pertenecían al sector farmacéutico y de alimentación, aunque también estuvieron activos vendedores informales, como Rosario Acosta, quien tiene un carrito ambulante de chucherías estacionado en las cercanías de la estación Cedeño del metro de la ciudad.
Al igual que Jesús, Rosario vela por el plato de comida de sus tres hijos. Sabe que no puede darse el lujo de quedarse en casa sin trabajar, aunque en toda la mañana nadie le ha comprado ni un solo caramelo. “Esto nos afecta demasiado a todos. ¿Qué vamos a vender si no hay gente en la calle?”
Alcabalas y cierres de calles
Con el inicio de la semana radical las principales vías amanecieron con poca afluencia de personas y vehículos. El tráfico de unidades de transporte público también fue escaso y al menos 25 alcabalas de la Policía de Carabobo fueron instaladas en la entidad.
En Valencia, la única avenida cerrada fue el bulevar Constitución desde la calle 24 de Junio hasta la calle Colombia, por ser el pasillo comercial más transitado de la ciudad. “Es una calle muy angosta por donde pasan muchas personas. La mantendremos cerrada hasta el domingo”, indicó Simón Morales, funcionario de la Policía Municipal de Valencia.
El oficial destacó que durante la mañana se le permitió a los dueños de negocios acceder a sus locales para realizar labores de mantenimiento, pero no para la atención al público. “Ellos vienen, limpian, pero mantienen las Santamaría cerradas. Ya cada quien conoce los sectores que sí están permitidos y están cumpliendo las normas”.
Comerciantes exigieron mayor flexibilización
Según el vicepresidente de la Cámara de Comercio de Valencia, Lorenzo Araujo, los comerciantes acataron la cuarentena radical decretada por el gobierno, por lo que la mayoría de los establecimientos que no pertenecen a los sectores priorizados, como alimentación, salud y otros servicios básicos, amaneció con sus santamarías abajo.
“Esperamos que podamos abrir nuestras puertas bajo condiciones normales”, dijo Araujo al resaltar que la petición del sector comercial en la capital carabobeña sigue siendo la misma: que se les permita trabajar con mayor flexibilización, incluso a los comercios que no están dentro de los rubros exentos de la cuarentena, cuidando las medidas de bioseguridad.
El representante gremial expuso que durante diciembre, cuando hubo una flexibilización de la cuarentena que abarcó todo el mes, los comerciantes demostraron que sí era posible mantener sus actividades y respetar los protocolos de prevención. “Lo que pedimos es que podamos trabajar con nuestra oferta de bienes y servicios para la población (…) también pedimos mucha más flexibilidad”.