La Comisión Permanente del Episcopado Venezolano publicó este lunes 22,  un comunicado sobre el derecho a la vida, titulado Grandes Valores Humanos, “ante la real posibilidad de imponer, por parte de una minoría, todo un nuevo ordenamiento legal que trastoque el sentido de la vida y se implante una nueva dimensión de la cultura de la muerte entre nosotros”.

En el texto, reafirman que “todo ser humano debe ser respetado en su dignidad, de donde brotan sus derechos, en especial el más fundamental de todos, como lo es el derecho a la vida”.

El episcopado eleva su voz “de alerta en defensa de esos grandes valores humanos”. “A todos los fieles católicos y personas de buena voluntad, los invitamos a hacer sentir su voz y a unir esfuerzos en todos los sentidos, para impedir que estas leyes se aprueben en nuestro país”, expresan en el comunicado.

La Comisión Permanente del Episcopado Venezolano invita a los miembros de la Iglesia en Venezuela, sacerdotes, consagrados y laicos, a “continuar realizando acciones de concientización en medio de la población”, con “decisión y perseverancia”, que estén “orientadas a impedir la aprobación de aquellas leyes que, alejadas de la centralidad de la persona, terminen imponiendo una cultura de la muerte, alejada de nuestra fe y de nuestro sentir solidario”.

A continuación, el Comunicado de la Comisión Permanente del Episcopado Venezolano

GRANDES VALORES HUMANOS

1.- Fieles al mandato recibido de anunciar la Palabra de Vida y en el cumplimiento
de nuestra misión de pastores del pueblo de Dios, los Obispos miembros de la
Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal proclamamos que “el
Evangelio de la vida está en el centro del mensaje de Jesús. Acogido con amor
cada día por la Iglesia, es anunciado con intrépida fidelidad como buena noticia a
los hombres de todas las épocas y culturas” (SAN JUAN PABLO II, Evangelium
Vitae, 1).
2.- En esta línea, la Iglesia Católica reafirma en todo momento que todo ser
humano debe ser respetado en su dignidad, de donde brotan sus derechos, en
especial el más fundamental de todos, como lo es el derecho a la vida. Por ello,
sostiene siempre “el valor sagrado de la vida humana desde su inicio hasta su
término, y afirma el derecho de cada ser humano a ver respetado totalmente este
bien primario suyo. En el reconocimiento de este derecho, se fundamenta la
convivencia humana y la misma comunidad política. Los creyentes en Cristo
deben, de modo particular, defender y promover este derecho” (Ibídem n.2)
3.- En los últimos años, se ha buscado imponer en el mundo entero una
mentalidad contraria al derecho a la vida y la integridad de la persona humana y
de la familia. Hay grandes campañas publicitarias provenientes de corporaciones
internacionales “poderosas” capaces de invertir inmensas sumas de dinero a fin de
imponer, a como dé lugar, legislaciones a favor del aborto, de la eutanasia y de la
ideología de género con todas sus implicaciones. Lo hacen apelando a un falso
concepto de modernidad, inventando “nuevos derechos humanos” y justificando
posturas reñidas con el designio de Dios.
4.- Venezuela no escapa a ello. Varios grupos y movimientos se hacen eco de
esta mentalidad contraria a la vida. Lamentablemente, han ido encontrando
terreno fértil en algunos dirigentes de diferentes tipos de ideología política quienes
han venido impulsando, desde hace algún tiempo, la posibilidad de promover
leyes que aprueben ese tipo de acciones. Incluso, aprovechando que todos
estamos abrumados por la pandemia de la COVID-19, anuncian y promueven
consultas, estudio y aprobación de proyectos de leyes tendientes a favorecer la
eutanasia y la ideología de género. Con esto, se abren las puertas para lo que
llaman la despenalización del aborto.
5.- Recordamos que el sentir del pueblo venezolano, amante de la vida, se
expresa en la Constitución Nacional y el ordenamiento jurídico venezolano. En
Venezuela, siempre se ha cuidado y defendido la vida humana desde el instante
de su concepción hasta el momento de la muerte natural. También se ha
promovido la unidad de la familia y la dignidad de los seres humanos, creados por
Dios a su imagen y semejanza, varón y hembra (Cf. Gén. 1,27). Y se mantiene la
naturaleza del matrimonio entre un hombre y una mujer. (Constitución Nacional, art. 77)
Hoy, de nuevo, ante la real posibilidad de imponer, por parte de una minoría, todo
un nuevo ordenamiento legal que trastoque el sentido de la vida y se implante una
nueva dimensión de la cultura de la muerte entre nosotros, elevamos nuestra voz
de alerta en defensa de esos grandes valores humanos.
6.- A todos los fieles católicos y personas de buena voluntad, los invitamos a hacer
sentir su voz y a unir esfuerzos en todos los sentidos para impedir que estas leyes
se aprueben en nuestro país. Los legisladores, sean creyentes o no en Cristo,
deben escuchar la voz de su conciencia y actuar con la sabiduría que proviene del
temor de Dios: entonces optarán por la defensa de la familia, de la integridad de la
persona humana y de la vida en todas sus manifestaciones y etapas. Tocamos
sus mentes y corazones para que actúen en nombre de Dios y siempre en favor
de la persona humana y su dignidad.
7.- Acompañamos y apoyamos a todos los sacerdotes, diáconos, miembros de los
Institutos de Vida Consagrada, al laicado, a los diversos grupos “pro vida”, a la
pastoral familiar y personas de buena voluntad. Con decisión y perseverancia,
deben continuar realizando acciones de concientización en medio de la población.
Los invitamos a anunciar el “Evangelio de la vida” y organizar todo tipo de
iniciativas orientadas a impedir la aprobación de aquellas leyes que, alejadas de la
centralidad de la persona, terminen imponiendo una cultura de la muerte, alejada
de nuestra fe y de nuestro sentir solidario. Estas acciones son y serán siempre un
gran servicio a Venezuela y a nuestros conciudadanos. Las parroquias, las
escuelas y universidades, los grupos de apostolado y otras instancias eclesiales,
pueden y deben, sin excepción de ningún tipo, hacerse eco decidido y valiente de
la defensa integral de la vida.
8.- Imploramos del Dios Altísimo y Creador la luz, dé su sabiduría sobre quienes
tienen la tarea de legislar, para que no se dejen llevar por presiones de quienes,
con la excusa de un nuevo orden mundial, buscan imponer una cultura de muerte
y de desprecio de la vida y de la dignidad humana. La intercesión de Santa María
Virgen, Madre amorosa de Cristo y de toda la humanidad nos acompañe en esta
tarea en la que no podemos ni debemos desfallecer y pedimos que grabe en el
corazón de todos que ser venezolano es sinónimo de amar la vida.

Caracas, 22 de marzo del año 2021




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