Yo creo que sea honesto y “políticamente correcto” el proponer ciertas formas de gobierno como las que, desde hace casi veinte años, está tratando de imponer el chavismo en Venezuela, por ejemplo, mirar hacia atrás y evaluar con objetividad los efectos que esas mismas formas de gobierno  han causado en la vida de esos países en los cuales, con anterioridad se había tratado de imponerlas. No hacerlo o justificar el fracaso que se ha generado alegando que los responsables no habían estado a la altura del compromiso contraído o que habían contribuido factores externos negativos, me parece una imperdonable falta de sentido común. Por ejemplo, frente a la notoria fragilidad estructural de la economía  latino americana, a la enorme pobreza que afecta a la mayoría de su población, a las tantas injusticias y falta de protección social que hay en esos países, con frecuencia se presentan gobernantes que pretenden  imponer un planteamiento socio-económico tipo socialista, según ellos “santo remedio” contra todos esos males. Pues bien,  frente a esa actitud contradictoria y desmentida por la historia, se  me ocurren algunas preguntas pertinentes.

¿Cómo es posible que en esos países en los cuales ha habido  –  o sigue habiendo  –  una planificación económica socialista, se haya creado bienestar? Por lo visto es  falso! ¿Cómo es posible que en esos países en los cuales ha habido…o sigue habiendo un sistema socialista que restringe la libertad individual, que pretende controlar la producción de los bienes de consumo provocando escasez y que impone controles de cambio, haya justicia?

¿Cómo es posible que en esos países haya  una distribución ecuánime de   la riqueza, cuando ellos  mismos no saben distribuir riqueza…porque no saben producirla­­?

Es notoria la incapacidad de cualquier régimen socialista de crear prosperidad. Lo hemos comprobado  en Europa despues de la caída del muro de Berlín, cuando millones de ciudadanos de esos países, que  vivían bajo el dominio de la URSS, emigraron en masa hacia el mundo occidental en búsqueda de lo que, durante más de cincuenta años no pudieron lograr.

No tomaron conciencia de esa realidad irrefutable, e intentar imponer con autoridad –  de otra manera es imposible  –   una forma de gobierno socialista tiene sentido solamente en dos casos: o el promotor  es un pobre ingenuo que tiene una visión completamente  utópica de la vida …o es una persona egocéntrica que sufre de una patológica y desaforada ambición de poder.

Desde  Italia  –  Paolo Montanari Tigri

 




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