Protesta de docentes Foto: Francesca Díaz

Francesca Díaz/Correo del Caroní

El 18 de mayo educadores marcharon en la redoma El Dorado, en San Félix, paseando una lápida de cartulina con flores y franelas negras para alegorizar la muerte del salario en Venezuela.

Organizaciones sindicales hicieron referencia a la alegoría destacando que, ante la desidia gubernamental y un presunto aumento salarial que jamás pasó, el pasado 1 de mayo murió la educación en Venezuela.

El gremio lleva cinco meses protestando de forma semanal para exigir un aumento de sueldo para todos los docentes, quienes deben sobrevivir con tan solo 5 dólares mensuales y hacer frente a una canasta básica que supera los 500 dólares según Fedecámaras Bolívar.

La presidenta de la Federación Venezolana de Maestros, Carmelis Urbaneja, señaló que las embestidas hacia el gremio se han incrementado, además denunció la suspensión de sueldo de 34 docentes debido a su participación en manifestaciones.

“Vamos a enterrar el salario y la educación. La mayoría de los educadores han tenido que emigrar porque el salario no les alcanza para mantener a sus familias. El día lunes no le cancelaron la quincena a educadores pertenecientes a 4 escuelas que estuvieron en el Caipa. Las escuelas son Madre María de San José, Caura, Rafael Vega y Silvana de Irady”, alegó.

Estas declaraciones hacen referencia al precedente ocurrido el pasado 14 de abril, cuando las autoridades de la Zona Educativa citaron a 120 docentes a una reunión en el Centro de Atención Integral para Personas con Autismo (Caipa) y les obligaron a firmar un acta de compromiso para dejar los reclamos, puesto que se les acusaba de abandonar sus cargos.

En esta reunión, donde no se permitió la entrada de representantes sindicales y se acorraló a los maestros de forma intempestiva, 34 de los citados decidieron no firmar, siendo estos a quienes se les despojó de sus sueldos en este mes.

“No nos han avisado nada. Nadie ha salido a decir nada. No hay explicación sobre por qué no se les ha cancelado. Son 10 afectados del Madre María de San José, 10 de Caura, 6 de la Silvana de Irady y 8 de Rafael Vega. Precisamente los que no firmaron en el Caipa, ellos querían que firmaran ese acuerdo donde los sacaban de la lucha. Les pedimos que dejen el acoso. No estamos haciendo nada fuera de la ley”, sentenció Urbaneja.

Desde la perspectiva del gobernador del estado Bolívar, Ángel Marcano, en esta situación debe primar el derecho de los alumnos a recibir clases, esto a pesar de que los docentes arguyen estar viviendo en una crisis alimentaria severa, dando lugar a desmejoras de salud como anemia y desnutrición.

“Que un hijo de uno pierda el año escolar porque alguien tiene el derecho a un salario para vivir, sería una injusticia contra nuestro pueblo”, alegó el mandatario regional en rueda de prensa durante el mes de marzo.

Planteles en condiciones paupérrimas

“Aquí en el estado Bolívar se atropella al educador. La lucha nuestra no es solo por un salario digno, también es por todos los beneficios socioeconómicos que deben recibir los niños en sus instituciones educativas. Las convenciones colectivas plantean todos estos beneficios que están siendo violados, entre ellos tener instituciones aptas tanto para el docente como para los alumnos”, manifestó la presidenta del Sindicato de Educadores Regionales, Judith Poleo de Zerpa.

A propósito de esto, la secretaria general del Colegio de Profesores de Bolívar, Aida González, a finales de 2022 aseveró que el 80% de los planteles educativos no cuentan con infraestructuras aptas para la impartición de clases.

Esto muy a pesar de los proyectos que han impulsado las autoridades regionales como el Plan Gotita de Amor para las escuelas que se limitó a pintar las fachadas. Medios regionales reseñan a diario las problemáticas de las instituciones, siendo la falta de agua, la destrucción de los techos y la falta de impermeabilización los problemas de mayor gravedad.

Inseguridad alimentaria la realidad que azota al educador

En la protesta, Correo del Caroní entrevistó a Reina Álvarez, educadora con cuatro años de trayectoria, quien recientemente sufrió un accidente en una unidad de transporte público que le provocó un esguince en la muñeca.

La docente comentó a este medio que no tenía recursos para costear los medicamentos que le recetaron para aliviar los malestares. No obstante, durante la semana pasada, fue diagnosticada también con una anemia producto de la mala alimentación.

“Vivimos con una alimentación que carece proteínas. No sabemos dónde está la leche, la carne, el pollo. Nada de eso. Simplemente comemos arroz, bollos, espagueti y lentejas. Eso no es una alimentación apta para nadie. Menos para nuestros hijos que son niños en proceso escolar. Eso trae desnutrición. A nosotros nos preocupa el futuro de los niños de Venezuela. Esas neuronas no se están alimentando como deben. El ser humano necesita una alimentación apta. Aquí vemos que, aparte de toda esta situación, hace más de 20 años que no se ve la presencia de un odontólogo o un pediatra ni de un médico que vaya a revisar a los niños a las instituciones como se hacía antes. Antes se evaluaba a los niños para ver cómo estaban”, vociferó Zerpa.

Según el trabajo de investigación La generación del hambre publicado por los medios El Pitazo y Connectas, en Venezuela la desnutrición en niños alcanzó el 10% en enero de 2017 y superó el umbral de 15% en septiembre del mismo año. Cifra que subió al 18% durante 2018, situación que, según la Organización Mundial de la Salud, debería activar protocolos de atención para crisis humanitaria.

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