¡Conciencia, (sin la ‘s’ intermedia), es un término de frecuente buen o mal uso en el habla popular! Acá hablaremos de conciencia, en ese sentido, de responsabilidad, de carga ética y moral, como cuando decimos que: “una persona es (o no) conciente de sus actos”. Se usa el término conciencia para indicar la ‘capacidad de distinguir entre el bien y el mal’ (como en el cuento de Pepito Grillo, de Pinocho). ¡También: tener mala conciencia, remorderle a alguien la conciencia, “no tener” conciencia! Otra cosa muy diferente es el verbo consentir y sus derivaciones que hacen alusión a estar de acuerdo con algo, o apoyar algo, como en: ¡qué niño tan consentido!

En el caso de la palabra consciencia (con ‘s’ intermedia), una buena definición es la de consciencia plena o total, que se presenta como “un estado de atención activa, extensa y abierta, que vivimos en tiempo presente -ahora-, y estamos en una ubicación física parcial o totalmente conocida”.

Consciencia: Es el conocimiento inmediato que tiene uno de uno mismo. La consciencia es el estado fisiológico de vigilia en una persona, cuando se encuentran activas sus funciones neurocognitivas (cerebrales). El estado de consciencia hace posible que podamos percibir y conocer el mundo psíquico y físico individual que nos rodea, y las realidades que vayamos creando que, como sabemos, es diferente de una persona a otra, y además, cambia constantemente en uno mismo.

La consciencia define al Ser, porque, además, “la consciencia es la capacidad del ser humano de percibir la realidad y reconocernos en ella, como parte de ella”. Y no olvidemos, también, que siempre participamos (aportamos) en la creación de -nuestra- realidad. ¡Estas definiciones (con ‘s’) son las más aceptadas en la psiquiatría y psicología científicas! ¡Son complementarias!

Cuando estamos conscientes podemos observar nuestros pensamientos y, aun, entenderlos. Podemos, también, experimentar y observar nuestros sentimientos y emociones desde otras perspectivas, sin que los juzguemos como buenos o malos, agradables o desagradables. Mediante nuestra consciencia activada y plena, creamos realidades que podemos vivir en cada momento. Conscientemente, además, podemos actualizar y activar los datos de cientos y miles de momentos anteriores de consciencias disponibles, que podemos traer al presente según el orden de prioridad y valor subjetivo asociados, y dadas la importancia y el significado que hayan tenido, o mantengan, en la actualidad…

Consciencia es siempre sinónimo de conciencia, pero conciencia no es siempre sinónimo de consciencia. En la oración “Pedro recuperó la consciencia minutos después de desmayarse” podemos sustituir conciencia por consciencia, pero en la oración “mi conciencia no me permite robar en una tienda” no podemos emplear el vocablo consciencia porque se trata un asunto moral predicado por un sujeto operatorio.
¿Todo sencillo, verdad?




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.