Quéliz
Neyls Alexander Quéliz, padre de Daniel Quéliz, junto a sus abogados (Foto: Dayrí Blanco)

Cansado. Así se le vio a Neyls Alexander Quéliz un día después que el tribunal séptimo de juicio de Carabobo dictó sentencia a los homicidas de su hijo. Pero también transmitía una extraña mezcla de tristeza y esperanza tras haber luchado por cuatro años, seis meses y 11 días sin renunciar a su objetivo: que los responsables de la muerte de Daniel recibieran condena.

La mañana del 11 de abril de 2017, a pocas horas del suceso que le quitó la vida al joven, su padre tenía una fortaleza admirable. Se asesoró rápidamente con su amiga y abogada, Grace Rodríguez, y realizó todas las diligencias legales que hacían falta en ese momento de profundo dolor para él.

Declaró a la prensa sin titubear y se notaba seguro de que cada uno de sus respiros estaban destinados a conseguir justicia. Así siempre se mostró Neyls Quéliz a excepción de dos días: El del velorio de Daniel y el de su esposa, quien se quitó la vida un año después al no soportar la depresión de estar sin su único hijo.

Pero la mañana de este jueves parecía otra persona. Había dejado de lado la fortaleza y sus ojos transmitían una profunda tristeza similar a la de aquel 12 de abril en la funeraria cuando dijo “es momento de llorar y despedir a mi hijo”.

Lo que se mantiene en él es la esperanza. Y eso lo dejó claro al enviar un mensaje al resto de las víctimas como él, que perdieron algún ser querido producto de la represión del Gobierno.

“Puedo asegurar con propiedad que ha quedado demostrada la responsabilidad del Estado venezolano en la muerte de mi hijo. No hay forma de refutar la verdad. A las otras víctimas les digo que hay que afrontar, denunciar, no bajar los brazos y tratar de levantarse y seguir en lucha. No podemos renunciar nunca a nuestra condición de ciudadanos y de víctimas. Solo así podremos salir de la desesperanza”.

Tácticas dilatadoras

El Foro Penal se sumó al caso en 2018, tras el fallecimiento de la madre de Daniel, Glenys Araca. Fue entonces, en el mes de junio cuando comenzó el juicio en el tribunal quinto de Carabobo.

Pero a finales de ese mismo año el caso de Quéliz fue trasladado al tribunal séptimo y el proceso tuvo que empezar desde cero.

Fueron muchas trabas las que enfrentaron. Luis Armando Betancourt, coordinador del Foro Penal en Carabobo, las define como “tácticas dilatorias de parte de la defensa de los acusados”.

Estas se traducen en la ausencia de los abogados y falta de traslados de los imputados por la crisis de combustible y transporte. Fueron muchos los encuentros en la audiencia que se difirieron por motivos como esos.

Gonzalo González, abogado también del Foro Penal, aseguró que en Venezuela la lucha por la justicia tiene inconvenientes atípicos que no se ven en otro país. “Desde lo más básico como la logística porque hubo oportunidades que no hubo traslado porque no había gasolina, o porque no había luz y el juez no pudo publicar el auto”.

También ocurrieron situaciones complejas como la jubilación de algunos funcionarios, “porque el proceso tardó tanto que les llegaba su tiempo”, y otros asuntos mucho más complejos relacionados con el temor de los testigos a declarar.

“Por la indefensión que les generaba el mensaje de estar persiguiendo penalmente a los policías que son los que deberían protegerlos”. A pesar de esos miedos, se lograron medidas de protección necesarias para que participaran en el juicio seis testigos de un total de 20 que estaban en el expediente. Algunos de ellos se habían ido del país y complicó más todo.

La etapa de aceleración del juicio

En junio de 2020, cuando ya se estaba por pasar a la fase de conclusiones y parecía que la justicia estaba cerca para Daniel Quéliz, el juez de la causa falleció. Por lo que se tuvo que iniciar nuevamente el proceso desde cero el 29 de julio.

En esta oportunidad todo fue diferente. El coordinador del Foro Penal resaltó que se hacían encuentros de la audiencia casi diarios en jornadas maratónicas. “A veces llegábamos a las 9:00 a.m. y a las 2:00 p.m. era que comenzaba el juicio”.

Hubo solo cinco diferimientos y la sesión más larga fue la última, la número 30. Era la de presentación de conclusiones y comenzó a las 7:00 p.m. del martes 19 de octubre, y terminó a las 5:10 a.m. del miércoles.

Pese a las trabas, el apoyo de la víctima, Neyls Alexander Quéliz, fue fundamental para lograr que, al subjefe de la Policía de Carabobo, Marcos Ojeda, lo condenaran por homicidio calificado con alevosía y uso indebido de arma orgánica; mientras que al oficial Eddien Romero lo sentenciaran por homicidio calificado en grado de cómplice necesario y uso indebido de arma orgánica. Ambos deberán pagar 26 años y tres meses de cárcel, según detalló Betancourt.

Este es el primer caso en Carabobo de los asesinados en protestas de 2017 que llega a esta etapa en la que sentencian a los homicidas, y el segundo incluyendo los hechos de 2014. El primero fue el de Geraldín Moreno.

Justicia incompleta para Quéliz

Con esta condena no terminó el camino hacia la justicia en el caso de Daniel Quéliz. Los abogados de Neyls aseguraron que insistirán en la imputación de otros cinco funcionarios de la Policía de Carabobo.

Fueron citados por el Ministerio Público en calidad de investigados, pero aún no se han producido los actos de imputación objetiva, ni en sede administrativa, ni en judicial, según alertó la abogada de la causa, Grace Rodríguez.

Se trata de otros tres uniformados que estaban de guardia la noche del 10 de abril de 2017, en el comando ubicado al lado de la entrada del conjunto residencial Los Parques, de la parroquia Miguel Peña de Valencia, donde fue asesinado Daniel. También se incluyen a sus dos jefes porque en estos casos toda la cadena de mando está involucrada.

“La investigación en contra de estos cinco funcionarios, pudiera determinar que hubo responsabilidad por acción u omisión”. Trascendió que tres de ellos ya no forman parte de la Policía de Carabobo y algunos de ellos están fuera del país.

Mientras tanto, el padre de Daniel Quéliz aún trata de acostumbrarse a esta nueva realidad en la que los asesinos de su hijo están condenados, se alimenta de la esperanza por lograr la justicia completa, vive intensamente su duelo y se prepara para que el dolor se siga transformando en fortaleza.




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.