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La crisis institucional en Venezuela, las protestas antigubernamentales y las fallas en los servicios públicos han llevado a repetir que el país no está listo para conversar sobre otros temas.

Sin embargo, desde mediados de abril comenzaron a aparecer en redes sociales testimonios de mujeres que relataban sus casos de acoso y abuso sexual, lo que levantó el silencio que existe alrededor de un problema estructural como el de la violencia de género.

La idea de que todas las mujeres aspiran a ser madres, que estas “mandan” en la casa o que el país sea reconocido mundialmente por los concursos de belleza dejan estereotipos profundamente marcados en la sociedad. Para la cofundadora y directora de contenidos digitales de El Bus TV Claudia Lizardo lo anterior son “falacias y excusas que se han creado para evadir la incomodidad de reconocer el machismo en Venezuela”.

Lizardo, no titubea al responder que Venezuela es un país machista y apunta que es en medios de comunicación masivos, como la televisión, las novelas o los contenidos humorísticos, donde se reproducen estereotipos sobre “qué es la mujer” y permean en la sociedad.

“Casi siempre se reduce la mujer a un espacio doméstico, se le presenta como la cuaima, que no es aliada de otra mujer, por eso hay que redescubrir otras narrativas para combatir esa violencia que se gesta desde ahí. Esta no es una narrativa solamente instaurada en los hombres, las mismas mujeres de manera inconsciente han fortalecido esos estereotipos que no solo son de Venezuela, sino también muy latinoamericanos”, dijo Lizardo en una entrevista a Crónica.Uno.

La socióloga Lissette González considera que esto empieza en casa, no necesariamente porque haya violencia de género en el hogar. Explica que es un tema de cómo se percibe a la mujer, una persona sumisa, sin autonomía y que debe obedecer a su pareja. Indica que ahí se sientan las bases del abuso.

Para González la relación de desigualdad entre hombres y mujeres propicia un clima donde diversas formas de violencia son posibles. En ella se establecen roles muy claros y todo lo que se aleje de ese ideal se entiende como una amenaza. Por ejemplo, una mujer exitosa en el mundo laboral o que tenga liderazgo político.

La Organización Mundial de la Salud advierte que la pandemia de COVID-19 ha exacerbado las violencias contra la mujer. Medidas como el confinamiento repercuten en los medios de vida y en el acceso a los servicios.

“Probablemente aumenten los riesgos de las mujeres y las niñas que sufren violencia. A modo de ejemplo se podrían señalar las tensiones de carácter sanitario y económico existentes en el hogar que incluyen la pérdida de ingresos o del medio de vida de las mujeres, un acceso limitado a los servicios básicos y la imposibilidad de huir de una situación de maltrato”, se lee en un informe elaborado junto con ONU Mujeres publicado en abril del año pasado.

Claudia Lizardo, quien ha trabajado temas de violencia de género en formato de documentales, considera que existe una forma distorsionada en el país para entender lo que es el poder y la autonomía de las mujeres. Para ella repetir frases como que “las mujeres mandan en el hogar” es una falacia revestida de formas para sentirnos bien. “Son excusas y argumentos para evadir la incomodidad del machismo en Venezuela”, apunta.

La abogada Milagros Urbano, actualmente residenciada en Colombia, comenzó a entender que su país era machista luego de emigrar. Recuerda que en 2018 los medios colombianos compartían a menudo el papel de las mujeres en el acuerdo de paz no solo como promotoras, sino también como sobrevivientes de la violencia sexual por parte del ejército y de la guerrilla. Algo similar le ocurrió a Lizardo, quien cuenta que fue en su trabajo con Ambulante que comprendió la violencia estructural hacia las mujeres en México y en Venezuela. Ambas han obtenido más herramientas e información a partir de la experiencia de vivir en otros países. Para Lizardo el tema en Venezuela estaba en un segundo plano.

Lizano se pregunta si con el deterioro de las instituciones en el país, incluso las culturales, el estereotipo de la mujer miss sigue siendo igual de marcado o si se ha sustituido por otro, y cita a mujeres como Diosa Canales o Rosita, cuya imagen es difundida por algunos medios desde una mirada hipersexualizada, algo que también pasa con las deportistas como Deyna Castellanos, de la que destacan sus rasgos físicos y no los profesionales.

Tanto Milagros Urbano como Lizano coinciden en que el rol de los medios es fundamental para incluir una perspectiva de género y dejar de reforzar estereotipos alrededor de las mujeres.

Denuncias contra músicos

Las múltiples denuncias de abuso y acoso sexual hicieron que surgiera el movimiento #YoTeCreoVenezuela en el que las mujeres han encontrado apoyo, pero sobre todo han logrado que la discusión sobre la violencia contra las mujeres no pare. En apenas ocho días la plataforma Yo Te Creo Venezuela registró 565 denuncias, de las cuales 86 personas pidieron ayuda psicológica.

No hay programas con perspectiva de género

La última Encuesta Sobre Condiciones de Vida revela que el país está rezagado con respecto a la región. Casi todos los indicadores reflejan un aumento en la desigualdad. Por ejemplo, 4 de cada 10 mujeres participan en la fuerza laboral, mientras que por el lado de los hombres es 7 de cada 10. Para la socióloga Lissette González, si hace 20 años el país fue puntero en políticas públicas con visión de género, hoy estos programas están abandonados. En ese sentido, recuerda el programa Hogares de Cuidado Diario que impulsaba la ex primera dama Blanca Rodríguez de Pérez en los años setenta.

“Ese programa se mantuvo por décadas y se masificó en el año 1989. Luego con la llegada del gobierno de Hugo Chávez, como estaba tan asociado a la figura de los adecos, se le cambió el nombre y se transformó a Simoncitos. Tiendo a pensar que si en el 91 teníamos 351.000 niños en el programa, no creo que hoy tengamos alguno. Hogares de Cuidado Diario fue pionero en el modelo de política pública y replicado en otros países de la región y lo abandonamos”.

Hogares de Cuidado Diario organizaba guarderías en zonas populares administradas por madres cuidadoras de cada comunidad. El gobierno se encargaba de la remuneración, los recursos y alimentos necesarios para atender a los niños que cuidaban. Esto les brindaba a las mujeres la posibilidad de tener un trabajo formal.

Para la especialista el gobierno de Chávez y ahora el de Maduro desarrollan políticas que buscan fortalecer a la mujer como madre y en la casa.

Qué pasa ahora

Las denuncias se hacen más visibles y despiertan la reflexión de hombres y mujeres. Por un lado, algunos se preguntan si han ejercido algún tipo de violencia y, por el otro, si alguna vez las sufrieron. Para Claudia Lizardo el movimiento #YoTeCreo era necesario.

“Creo que ya se ganó solo con hablar del tema, y no podemos dejar de hablar de esto más nunca. Que constantemente estemos pensando qué hice yo, que una cantidad de hombres se pregunten qué hice yo, me parece valiosísimo; la clave es continuarlo” Expresó Lizardo.

“Creo que toca asesorarse y aprovechar el rigor de las ONG. Acudir a organizaciones como Avesa, que llevan años acompañando y trabajando en estos temas. Cuando en un país hay un Estado criminal lo que toca es ir a las ONG y fortalecer las estrategias. Esto avanzará una vez más y, como siempre, desde la misma ciudadanía. Toca pasar del grito. El grito es necesario, pero creo que tiene que haber una consecución”. Comentó la compositora.

La abogada Milagros Urbano considera que el movimiento #YoTeCreo en algún momento va a trascender a gente que no usa Twitter. Por otro lado, se muestra pesimista sobre la actuación del gobierno o de la oposición en cuanto a estos casos.

Para Lissette González el Estado es responsable de atender estas denuncias y lo primero que debería hacer es aplicar la Ley orgánica sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, aprobada en Venezuela en el año 2007.

La abogada Milagros Urbano advierte que incluso en los países con sistemas de justicia robustos estos les fallan a las víctimas de violencia de género y en algunos casos las revictimizan al no creerles, al hacer que repitan lo que sufrieron una y otra vez o culparlas.

“En un contexto autoritario como el de Venezuela no es raro que capitalicen esto para dañar a la gente que les estorba, pero las fallas del sistema van más allá. Incluso en Estados Unidos a partir de este movimiento, el Me too, el sistema ha fallado y está diseñado para revictimizar porque son sistemas machistas. Los delitos en contra de las mujeres no son tan urgentes para la sociedad, por eso movimientos como #YoTeCreo son tan importantes”.

Lee la nota completa en Crónica.uno.




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