"Escena de calle en Montmartre (Callejón de los dos hermanos y del Molino de Pimienta)", Vincent Van Gogh

El cuadro «Escena de calle en Montmartre (Callejón de los dos hermanos y del Molino de Pimienta)», pintado por Vincent Van Gogh en 1887, fue subastado este jueves en París por 13,1 millones de euros (unos 15,4 millones de dólares), una cifra récord para el artista en Francia.

La pintura, que ha estado en una colección privada francesa durante un siglo y que no había sido vista en público desde entonces, era la venta estrella de una subasta de arte impresionista de las casas Sotheby’s y Mirabaud Mercier, y logró doblar el precio inicial estimado.

«Tras una batalla de precios durante más de diez minutos, ‘Escena de calle en Montmartre’ fue adjudicada por 13.091.250 euros frente a la estimación de entre 5 y 8 millones de euros (entre 5,8 y 9,4 millones de dólares), un récord del artista en Francia», anunció Sotheby’s en un comunicado.

El comisario de la venta, Fabien Mirabaud, precisó en la nota que se trata de una «bella aventura» en el mercado del arte francés.

El precio logrado es sin embargo muy inferior a las cantidades desorbitadas que las obras de Van Gogh han alcanzado en otros países, donde el artista ha superado en varias ocasiones los 70 millones de euros (unos 82,4 millones de dólares).

La venta no estuvo exenta de polémica pues el cuadro fue inicialmente subastado por unos 14 millones de euros (16,4 millones de dólares) antes de volver a ser vendido por la cantidad final, 11 millones (12,9 millones de dólares), que con costes y otros gastos sube finalmente hasta los 13,1 millones anunciados.

Sotheby’s indicó, sin dar más detalles, que la repetición se debió a un fallo técnico en el sistema durante la primera venta.

El lienzo pertenece además a una serie de cuadro bastante singular pintados por el artista holandés en el período de dos años en el que residió en París, y muestra a una pareja de hermanos paseando del brazo por la colina de Montmartre.

En aquella época, el ahora célebre barrio de París, tenía dos rostros bien diferenciados: una parte más urbanizada con sus conocidos cabarets, y otra más rural, con huertos, molinos, cobertizos… que fue la parte que atrajo a Van Gogh.

Para los comisarios de la venta, se trataba de una pintura «extraordinaria» dentro del trabajo del artista, pues utilizó en él colores claros y pigmentos vivos, sentando las bases de su estilo posterior.

Se cree que Théo Van Gogh se quedó inicialmente con la pintura, y que luego pasó a manos de varios desconocidos hasta llegar poco antes de 1920 a la desconocida familia en cuyas manos ha estado hasta ahora sin ser expuesto.

EFE




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