De acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española, simular es representar algo fingiendo lo que no es, es decir simular es mentir, vulnerar la verdad y entrando en honduras ¿Qué es la verdad? Muchos dirían bajo una definición pedestre y poco profunda decir las cosas tal cual son, no fingir, apegarse a la factualidad; pues la verdad es mucho más que eso, la verdad es la función de validación lógica del pensamiento, quiere decir que la verdad construye cadenas de racionalidad y las valida veritativamente haciéndolas validas o contradictorias, es así que la verdad es una herramienta de validación del pensamiento que le asigna validez  y construye solidez en el paradigma mental, eso del paradigma es la capacidad que se tiene de interpretar mentalmente la realidad, lo que nos rodea y validarlo racionalmente mediante la lógica para determinar la calidad del pensamiento.

Entonces podríamos decir que en Venezuela entramos en una crisis de la verdad y del pensamiento, puestodos los razonamientos apuntan a que lo que atravesamos es sencillamente inaceptable, innominado, incompatible con la vida, no hay resquicio en el paradigma mental que sustente que existe algún amago de normalidad, solo que sea impuesta por la vía del anquilosamiento racional, por  la crisis de la verdad y finalmente como una consecuencia de  la parálisis del miedo todas razones válidas para hacer espurio al pensamiento, entonces el régimen ha logrado imponer un proceso de levantamiento del pensamiento y una crisis de la verdad, hechos estos que les confieren un altísimo grado de peligrosidad, pues lo exponen sin ambages en toda su absoluta crueldad en eso que Hannah Arendt llamaba “mal absoluto”, definición que genera una recompensa laureada a un vicio por el cual jamás han sentido vergüenza, sino malsana fruición.

Visto así somos nosotros los rehenes, las víctimas silentes de este mal premeditado, pues es cierto y válido, una verdad incontrovertible, una tautología lógica, pero lamentablemente acotada y bien definida: el chavismo irrumpió en los paradigmas no solo del lumpen por abandonado del sistema formal de educación y desintegrado socialmente, también se coló en los paradigmas de las mentes de académicos, de ciudadanos preparados con estudios de hasta quinto nivel el ingreso a estos esquemas mentales, se configuró desde las grietas, fisuras e intersticios que exhibíamos como sociedad, grietas abiertas y desconchadas por las falencias morales y éticas que permitieron revivir esa tara de la viveza criolla, el atajo, la promoción y la maldad desagregada, el chavismo se expone como malo y nos expone también a todos en nuestras limitaciones, en nuestras carencias, tal cual somos en la multidimensional de nuestros extravíos, pues una sociedad que le rinda culto a sus captores no es parte del problema, es el problema.Decía Jean Paul Sartre, que odiaba a quien respetaba a sus verdugos y nunca nada fue tan sabio como esto, tenemos que aceptar nuestra cuota de responsabilidad en esta madeja del fracaso colectivo, en este naufragio total, en este sentido de derrota colectiva, pues antes era fácil calificar de mono neuronales a quienes aplaudían la entrega absoluta de sus derechos al poder, desde una postura aporafobica decíamos que eran el resultado de la orfandad del abandono, pero como  se justifica que “Doctores” apoyen estas tropelías. ¿Cómo un Doctor en Matemáticas pudo conducir el Banco  Central de Venezuela y hundirlo en terrenos farragosos, escindirle su independencia y autonomía funcional, sin sentir culpa? lo propio de un laureado economista quien se encargara de articular una compleja red de ingeniería financiera para hacerse de pingues recursos de las notas estructuradas de la deuda pública, y el caso más escandaloso, un ex Rector médico psiquiatra culpable de un horrido asesinato, que dada su morbosidad escandalosa se ha llevado  a la literatura y posteriormente a las tablas, y no nos deja de sorprender; ¿son estos abandonados del sistema educativo?, ¿son los excluidos de la envilecida IV República?. La respuesta es un no rotundo, son sencillamente gente perversa, sin compás moral, sin cuadratura ética, unos simuladores de oficio, unos trúhanes a la espera de su momento de hendir los dientes sobre el erario público, mixturarse en cualquier suerte de descalabros contra la dignidad e hipnotizarse; antes los definía como locos morales, siguiendo a la Psiquiatra Santoro, pero no son locos, son malos, perversos, contrahechos, sin estatura moral.

Estas líneas perfilan algo que va más allá del daño antropológico, ya que no operó una trasformación kafkiana, no hubo un proceso natural de degeneración se mostraron tal cual son y siendo el chavismo un refugio para la gansterilidad, hicieron cuadratura en las formas de los gánsteres y decidieron traicionar y traicionarse, la tesis de que quien sustenta estas tropelías carece de educación es falsa, pues existen pilares con una irrefutable formación académica que sin remilgo hacen himeneos con las formas del chavismo, con la irascibilidad como política de Estado, tejen cadenas de complejos urdiembres para tributarse del odio que promueven a quienes se les oponen, calumnian, injurian, vilipendian y agreden con un elevado sentido de la impunidad, los cubre la égida de Chávez y ese escudo los hace intocables, entonces no son pseudo hablantes, son amorales, personajes con formación técnica y académica y sin un esquema claro de virtudes, los hay médicos que niegan las vacunas, ingenieros que construyen obras inservibles o sencillamente inexistentes, juristas del horror que sentencian, difaman y calumnian, economistas que roban, antropólogos que niegan lo humano; en fin, entre el régimen y su sociedad surgió una relación biunívoca, el régimen es malo totalmente y la sociedad se permite ser mala, perversa, corrupta y simular.

Se cohonesta cualquier tropelía, nadie denuncia, todos se callan a la espera de la coima, del cheque, de la divisa que entra en sobres desde los bolsillos de funcionarios públicos que buscan lavar sus trayectorias, encontrar validación en sus fechorías, hacernos cómplices en el expolio de una Nación entera, la connivencia es un requisito para el mal, basta con negarse, con alertar, con no formar parte para recibir una dosis de deshonra, de castigo desde la infamia a lo único que no compra el dinero: la honorabilidad.

Pero no todo está perdido, y más allá de defenderse de las ultrajes, subyace la tranquilidad de ser amos del relato, dueños de nuestra historia en estos mustios tiempos que nos han tocado vivir, tiempos rudos, crueles, homicidas insolidarios, acerados en el mal, cortantes e hirientes, el régimen tiene recursos para comprar dos peanas, una de bayonetas y otra de colaboradores, de cohabitantes, de simuladores y de incoherentes, la verdad como equilibrio del pensamiento prevalece y ordena, estructura y genera sinentropía; cuando la justicia se restablezca, estos adlátares buscaran acomodo, han vivido en simbiosis con el poder, pues amén de presentar credenciales y títulos se saben sin talento, y la adulación, reptar, se les hace fácil, la mejor venganza contra estos es la máxima de Marco Aurelio, “No ser como ellos”, pues eso nos aleja de sus miserias y nos aproxima al lado correcto no solo de la historia sino también de la vida.

Estos terribles tiempos también permitirán una vez pasen, apelar al concurso de la educación para evitar que cosas semejantes se puedan repetir, y para ello no es suficiente con la incorporación en las cátedras o currículum educativos de cursos de ética, la ética no la teoriza el maestro, sino la práctica, quien habla de ética y política es porque practica la alteridad en el ejercicio  de sus funciones desde el poder, es porque jamás se sirve de él y es capaz de entender que los recursos del erario público no le pertenecen, que no es plausible vínculos con quienes nos han defenestrado a la miseria, con quienes nos han destruido la vida.

Finalmente sueño con esa mañana de la dignidad, en la cual nos corresponda ser medidos, en la cual nos corresponda rendir el relato, el mío y el de millones de los vapuleados, de los calumniados, de los perseguidos por pensar, estará cubierto de decencia y dignidad, pero ay de aquellos quienes decidieron venderse y venderlo todo, allí simular nos les será viable, mimetizarse para huir es imposible y lo saben, pero son tan soberbios que viven sus vidas en el hoy, no hay mañana pues la racionalidad no es profunda en la maldad.

Yo me decanto por la decencia, por la civilidad, por la cátedra irredenta, la que denuncia, la que no calla, pues siendo docente por vocación y convicción considero que es una incompatibilidad pedagógica ejercer el magisterio y no denunciar, incongruencia que se vuelve emética cuando a todas luces en aviesos planes con los perpetradores de este desastre se abordan temas de ética y política, cuanta falta les hace Aristóteles, cuanta falta Platón y menos Prozac, más verdad y menos simulación. Yo aún le apuesto a que somos distintos al régimen y ferviente convencido de las capacidad trasformadora de la escuela, me decanto por la idea de que si la educación tiene sentido es para no repetir al chavismo, la maldad gana batallas pero jamás la guerra.

  “La primera pequeña mentira que se contó en nombre de la verdad, la primera pequeña injusticia que se cometió en nombre de la justicia, la primera minúscula inmoralidad en nombre de la moral, siempre significarán el seguro camino del fin.”

Vaclav Havel.

 




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