Joaquín González es solo un niño de tercer grado a quien le tocó enfrentar sus retos académicos en cuarentena y con las múltiples dificultades tecnológicas y de conectividad que existen en el país. Pero es el reflejo de todos aquellos que no se rindieron y se destacarán en las olimpiadas estudiantiles que no dejaron de desarrollarse en Venezuela.
Él ganó medalla de oro en la contienda nacional de matemáticas y aseguró que su mayor reto fue enfrentarse a las constantes falla de electricidad e internet, pero aun así logró su objetivo.
Fue todo un esfuerzo. Este año las olimpiadas regionales y nacionales de matemáticas se realizaron gracias a alianzas con Motores por la Paz y la Universidad Metropolitana para transformar la experiencia presencial en virtual, con el desarrollo tecnológico de plataformas y herramientas que en los tiempos actuales son vitales para la competencia académica.
También se llevaron a cabo las olimpiadas de química, historia, francés y ecología, y este viernes, quienes representaron al Instituto Educacional Juan XXIII fueron reconocidos por su mérito en un emotivo acto en el que fue homenajeado Jesús Alberto Bolívar, egresado de la promoción 24 de ese colegio y quien participó en diferentes actividades de este tipo con lo que su formación profesional comenzó desde el liceo.
“Las olimpiadas entrenan el cerebro y lo transforman, y en ese proceso el modelo de enfrentar la vida cambia, nos llena de constancia y disciplina”, expresó en el acto.
Por la presencialidad
Tras un año y medio de escuela a distancia, en este plantel han estudiado la posibilidad de la vuelta a las aulas. Su director ejecutivo, José Manuel Bolívar, recordó que al principio de la cuarentena se pusieron a un lado de la balanza los peligros de las pérdidas de vida que significan el coronavirus, y en el otro a la ausencia en las escuelas. “Por mucho tiempo esa balanza estuvo inclinada hacia el resguardo en nuestras casas”.
Pero eso ha cambiado. Aseguró que al evaluar las consecuencias de que un niño en edad escolar se quede en casa sin interactuar con otros de su edad, sin tener conducción pedagógica, sin su segundo hogar que es su escuela, “este análisis nos hace pensar que la balanza se inclina ahora a un retorno a los planteles”.
Dijo que ya hay condiciones para la presencialidad pero de forma segura. “El proceso de vacunación, por más lento que haya sido, las medidas de bioseguridad aprendidas, escalonar los horarios, optimizar el uso de espacios físicos, en especial los exteriores, nos hace pensar que estamos listos para volver a la escuela”.