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Será otro «fraude», auguran unos; no vamos a «regalar» el voto, advierten otros. Las elecciones de alcaldes del próximo domingo terminaron de quebrar a la oposición venezolana en vísperas de un año decisivo por la carrera presidencial.

Tras los comicios regionales del 15 de octubre, en los que el chavismo ganó 18 de 23 gobernaciones, los principales partidos de la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD) se marginaron de los municipales.

Alegan que no habrá votaciones limpias mientras el gobierno controle el poder electoral, pero otras agrupaciones opositoras se someterán a las urnas.

Aquí cuatro visiones:

– «Traición» –

«No son elecciones, sino adjudicaciones», dice a la AFP la exdiputada María Corina Machado, cuyo partido desconoce los comicios de gobernadores y alcaldes.

Argumenta que reconocerlos es avalar la «ilegal» Asamblea Constituyente chavista -que rige con poderes absolutos y convocó ambas elecciones- y «oxigenar» al presidente Nicolás Maduro, a quien tilda de «narcodictador».

Los elegidos deben juramentarse ante esa instancia, rechazada por varios países.

Machado, abogada de 50 años que dejó la MUD para formar una nueva alianza, acusa de «traición» a quienes aceptaron competir en las regionales con «condiciones fraudulentas», tras cuatro meses de protestas que dejaron unos 125 muertos.

Inhabilitada políticamente, tampoco cree en los diálogos emprendidos entre gobierno y oposición. El único camino, dice, es la «presión ciudadana para obligar a Maduro a negociar su salida (…), por su propio bien».

– No rendirse –

Chavista disidente, Nícmer Evans busca la alcaldía del municipio capitalino de Libertador, bastión oficialista.

Aunque cree que el sistema electoral está «viciado», considera «mediocre» excluirse por temor a un «fraude». Asegura a la AFP que en los comicios de gobernadores lo hubo, pero solo en un estado donde faltaron testigos de mesa.

«Que nos vengan a decir que no hay que votar en las municipales, pero sí en las presidenciales (de 2018), es de desquiciados. Es aceptar la derrota sin luchar», cuestiona el politólogo de 42 años.

Opina que hay que «blindar el voto» y que la MUD fue arrasada en las regionales porque perdió credibilidad tras su victoria aplastante en las legislativas de 2015.

«El gobierno lo hace mal, pero la MUD también», afirma Evans, dispuesto a posesionarse ante la Constituyente. «No es reconocerla, es tratar de evitar que nos aplaste».

– Mejores condiciones –

Sobreviviente de la clase política tradicional, el diputado Henry Ramos Allup, quien no oculta sus ambiciones presidenciales, se ha movido en dos aguas.

Su partido, Acción Democrática (AD), ganó cuatro gobernaciones, pero el triunfo generó un cisma en la MUD cuando los electos se subordinaron a la Constituyente.

Fueron expulsados de la agrupación en medio de duros ataques a Ramos Allup por parte de líderes como Henrique Capriles -dos veces candidato presidencial-, quien renunció a la alianza.

En la picota, rechaza ahora acudir a las municipales. «Es una decisión forzada por las arbitrariedades del gobierno, no quiere que participemos y por eso crea condiciones casi imposibles de subsanar», dijo.

Pero aclara que «solo con votos salen las dictaduras», por lo que llama a luchar por mejores condiciones para las presidenciales.

Y reclama a sus críticos alternativas realistas: «¿Nos alzamos en armas? Jamás recurriremos a esa vía».

– Defender espacios –

«No es una fiesta democrática. Las garantías no existen», dice a la AFP Yon Goicoechea, quien sin embargo se lanzó a la alcaldía del acomodado municipio de El Hatillo, en Caracas, tras salir de prisión el 4 de noviembre.

Contrarió así al partido del líder Leopoldo López, en arresto domiciliario, al que abandonó para unirse a otra organización.

«Intentarán robarse el voto, pero no lo vamos a regalar», advierte el abogado nacionalizado español de 32 años, preso 14 meses por supuesta posesión de explosivos.

Argumenta que la oposición tiene que defender sus feudos porque pueden ser «los únicos salvavidas que queden» y sostiene que, aunque pudo irse del país, se quedó porque «la pelea es aquí».

La oposición controla 76 de 335 alcaldías.

Busca que la decisión de jurar o no ante la Constituyente sea consensuada, pues «con la división gana el gobierno».

«Si confundimos más al electorado, en las presidenciales ganará Maduro, no porque hiciera trampa sino por incapacidad para conducir la mayoría que somos».




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