Mussie Zerai, un sacerdote eritreo. (AFP)
Mussie Zerai, un sacerdote eritreo cuyo nombre se barajó durante algún tiempo para el premio Nobel de la Paz por su compromiso con los migrantes, anunció este miércoles que se había visto salpicado por una investigación por ayuda a la inmigración irregular.

«Recibí este lunes un correo de la fiscalía de Trapani en el que se me informaba de la investigación», declaró a la AFP en Roma, reiterando que siempre se había limitado a actuar para salvar vidas y de forma totalmente transparente.

Tras haber huido de Eritrea, llegó a Italia siendo un adolescente e ingresó en el seminario cuando tenía 45 años. En casi 15 años se ha convertido en un referente para los migrantes eritreos y, más generalmente, del Cuerno de África, quienes durante mucho tiempo sólo contaban con su número de teléfono para pedir ayuda.

«Don Mosé» ha recibido decenas de llamadas al día, la mayor parte de ellas, de migrantes perdidos en altamar. En esos casos, transmitía sistemáticamente las coordenadas de las embarcaciones a los guardacostas italianos y malteses, pero también a oenegés con barcos en los alrededores.

Probablemente, a causa de ello su nombre apareció en la investigación que la fiscalía de Trapani, en Sicilia, abrió en octubre de 2016 por ayuda a la inmigración irregular.

En el marco de esta investigación, la justicia incautó la semana pasada el barco de la oenegé alemana Jugend Rettet, por sospechas de vínculos directos con traficantes frente a las costas de Libia.

Según medios italianos, la investigación también se centra en las operaciones de rescate dirigidas por las oenegés Médicos Sin Fronteras (MSF) y Save The Children.

«Resulta totalmente paradójico centrarse en los trabajadores humanitarios para luchar contra la inmigración irregular. Es como emprender acciones contra los médicos para protestar contra una enfermedad», consideró Mussie Zerai.

«Más bien, habría que atacar la causa de la enfermedad, qué hace que esta gente esté tan desesperada, hasta el punto de arriesgar su vida en el mar», agregó, mencionando a los cientos de miles de jóvenes que languidecen en los campamentos de refugiados en Etiopía o Uganda.

«Se está produciendo una hambruna en el Cuerno de África, la dictadura, la guerra (…) Siempre habrá refugiados. No podemos contentarnos con decirles: ‘No vengáis, mantened vuestro sufrimiento lejos de nosotros’. Los africanos también tienen derecho a vivir y a tener un futuro», lanzó.




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