Abordar el tema económico en Venezuela, resulta una tarea agobiante desde el punto de vista académico, aunque  para muchos no entendidos supondrá que solo basta con sentarse a escribir una jaculatoria de malas noticias compilarlas y listo, pero la realidad tras esa idea es superlativamente más odiosa y terrible, escribimos de nuestro país y desde sus entrañas ardientes, convertidas en un erial.Abordar este tema supone diagnosticar la complejidad de nuestra realidad, el latrocinio al cual hemos sido sometidos como sociedad y el expolio de nuestras riquezas, en realidad el chavismo ha supuesto un tránsito por un contorno kafkiano, nadie pensaría que todo lo que existía en el país iba a ser demolido con mayor brutalidad y alevosa crueldad que el peor de los cataclismos naturales.

En el convulso 1998, el nivel de endeudamiento de la República era de 28.317 millones de dólares, de los cuales 23.317 millones de dólares correspondían a la República y 5 mil millones eran deuda de  PDVSA. En esos años se denunciaba que se había hipotecado al país, que la dirigencia corrupta nos había llevado a un abismo. Seis años antes amanecimos de golpe, siendo tan débil nuestro pulso institucional y democrático del país, que más del setenta por ciento de la población aprobada aquel golpe de Estado y un senador vitalicio, artífice de nuestra transición desde la tiranía de Pérez Jiménez, justificaba tal extravío colectivo, bajo la tesis de que era inviable pedirle a la población que se inmole teniendo hambre y necesidad ante la idea de la democracia. Ese fue el último estimulo por preservar aquellos polvos de los cuales vinieron estos lodos. Hoy luego de 22 años la deuda se ha cuadruplicado hasta los 120 mil millones de dólares, incluyendo la deuda de la República, la de PDVSA y el fondo chino.

Años Deuda Externa(MM$) Precio de Barril

$

en el período
1998 28.317 9 323,7%
2020 120.000 41,52 361,3%

 

Se advierte entonces el primer gran intento avieso por confundir y engañar, el chavismo jamás fue austero, desaprovechó la bonanza petrolera, y de todos los países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, Venezuela es el único en no mostrar niveles de capitalización de las reservas, en el intervalo 1998 a 2020, la contracción en este indicador es de 57%.

Aunado a este desastre, se le atribuye desde 2014 a un amasijo informe, denominado “Guerra Económica”, todas las consecuencias de una política económica que desde siempre busco arrasar con todo, pues el socialismo anacrónicamente plantea la construcción de un hombre nuevo y para ello hay que destruir todo lo existente. La moneda, el salario, las instituciones, la vocación del país y hasta la cultura.

El país ya no es lo mismo, se ha apelado de manera muy eficiente a los neologismos, para demoler la capacidad de pensar en democracia, no hay crisis sino guerra económica, no hay devaluación, hay empleo del tipo de cambio criminal, no hay ausencia de política monetaria, sino el empleo de una práctica de ajustes para el encaje legal, a fin de evitar que los créditos presionen el mercado cambiario. Esto nunca se ha demostrado, pero aun es una excusa aviesa de la cual se sirven los jerarcas de este régimen para mantener ahogada a la industria bancaria.

Nuestro país es una imposibilidad absoluta, un riesgo para la región, la conclusión de un Estado fallido, un erial. Este estado de quebrantamiento no es para nada una casualidad, no se debe a las consecuencias de un mal gobierno, ya que es la consustanciación de un gobierno para el mal. Así desde lo humano esta crisis engloba a un 97% de personas en pobreza de ingreso, 80% de pobreza extrema y la posibilidad de sufrir una hambruna bíblica, amenaza que para nada es lejana debido a la situación del campo y la ausencia de la gasolina, por el desmantelamiento de la industria petrolera.

Finalmente, somos una entelequia, un manual de malas prácticas. No apelo a que somos una sociedad de cobardes, de ciegos o de débiles, somos en tal sentido una sociedad aplastada, destruida, demolida y enferma, cada una de nuestras decisiones pasa por el cálculo frio de contagiarnos o mantenernos medianamente sanos, para continuar aguantando esta terrible situación.

En Venezuela a pesar de que toda la realidad ha sido reducida a un lenguaje cuartelero y beligerante, no hay guerra económica sino una guerra contra la economía y la libertad. Es necesario que encontremos pronto las vías para el logro de un acuerdo que nos salve de este desastre. No podemos conformarnos con perder el país, ni aun en el exilio, olvidaremos esta tierra arrasada por el chavismo.

“La banalidad del mal, ese concepto que afirma que personas capaces de cometer grandes males o atrocidades pueden ser gente aparente y perfectamente normal”

Hannah Arendt

 

 




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