Dayrí Blanco | @DayriBlanco07

Las máquinas no suenan como antes. Solo 45% estaban encendidas hasta la tarde del miércoles 6 de septiembre. Tampoco se escucha a los compañeros conversar entre ellos, son pocos los que quedan y si hablan lo hacen para quejarse del sueldo y la inflación. En Venvidrio todo cambió. La empresa que era líder en fabricación de envases para la industria de alimentos y bebidas es otra desde que el Gobierno decidió expropiarla. Ahora, solo una de tres plantas está operativa pero a menos de la mitad de su capacidad.

Fue el 26 de octubre de 2010 cuando se publicó el decreto de nacionalización. En esa oportunidad, el fallecido presidente Hugo Chávez lo anunció: “¡Owens Illinois, exprópiese”. Argumentó que  la sucursal en Venezuela de la firma estadounidense tenía años explotando a los trabajadores, destrozando el ambiente y llevándose el dinero de los venezolanos.

Casi siete años después, la historia es la misma que la del resto de las compañías tomadas por el Ejecutivo. La planta de Maturín, donde se hacían vidrios planos para vehículos y ventanas para casas, está totalmente paralizada. La de Valera, dedicada a la producción de botellas, tiene sus siete líneas detenidas.

La de Los Guayos, que solo contaba con cinco de 11 líneas operando para fabricar menos de un millón de envases diarios de una capacidad de cuatro millones 100 mil, se paralizó la tarde del miércoles 6 de septiembre. Ahí también están apagadas las máquinas de serigrafía, dedicadas a la decoración de los frascos, alertó Hernan Serrano, quien por 13 años ha sido parte de la industria como intendente de calidad.

Hernan Serrano, trabajador de Venvidrio (Foto Dayrí Blanco)

En esa sucursal del centro del país, la producción se destinaba en su mayoría a envases para la industria de alimentos, como salsa de tomate y mayonesa, y de bebidas. El horno C, que es uno de los más grandes de la planta, está detenido. Ahí es donde se hacían los frascos para las compotas y trabaja las 24 horas todos los días.

El problema se ha derivado, según los argumentos de la gerencia, conformada por una junta militar, por falta de divisas para la compra en el exterior de soda ash, que es materia prima fundamental para la fabricación de vidrio. Serrano cuestionó ese alegato, tomando en cuenta que, desde hace cuatro años, 20% de lo que se produce se exporta a Estados Unidos, Brasil, Colombia y algunas Islas del Caribe. “Entonces deberíamos ser una empresa autosustentable en dólares”.

Las maquinarias de la empresa están obsoletas. “No solo retrocedimos 20 años en los procesos, sino que trabajamos de forma arcaica”. Desde 2010 comenzó una escalada de desinversión que se ha traducido en maquinarias dañadas, convertidas en chatarra.

Desde la expropiación, no solo la producción ha caído. Las condiciones reivindicativas también han desmejorado. Los trabajadores que más ganan al laborar por turno reciben 50 mil bolívares a la semana. Pero ahora todos están es sus casas por la paralización de las líneas, solo cobran sueldo mínimo.

Serrano responsabilizó a la junta militar, integrada por el general de brigada Jimmy Santini, como presidente de la firma, y el coronel retirado Carlos Dirino, como vicepresidente, de la situación de la empresa. “Es una pena lo que han hecho con la fábrica. A nosotros que la vimos en sus mejores tiempos nos da dolor, hay quienes tienen 40 años de esfuerzo ahí y todo se ha desvanecido”.




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