“Degradación es la acción de rebajar a lo mínimo, donde algo pierde valor o ha decaído el objetivo de su propio ser o naturaleza, se puede afirmar, que la situación actual de la justicia ha decrecido en sus fines esenciales.”

Venezuela vive uno de los momentos más peligrosos de su historia. La degradación de la justicia avanza y todo parece anunciar que el deterioro será irreversible. Los políticos psicópatas necesitan crear crisis para mantenerse en el poder, son los elementos más corrosivos del tejido social, el objetivo es la AN, institución que camina hacia su peor degradación, como es la violación del principio de inmunidad parlamentaria, ante el cual, solapadamente, han desarrollado una persecución política armada de mentiras, medias verdades y un vergonzoso linchamiento del parlamento; esto deriva en una arbitrariedad cometida por quienes tienen obligación de ser imparciales en su interpretación de la carta magna y de la ley. Tenemos un poder judicial que no valora su independencia ante la sintonía adecuada que mantiene con el régimen, lo cual es perversamente violatorio del estado de derecho

Venezuela vive uno de los momentos más peligrosos de su historia

El mecanismo de linchamiento moral se repite constantemente, no deja margen para el asombro, como se interfiere contra la autonomía parlamentaria sin formula de juicio, cuando interpretan que el parlamento se interpone a los macabros planes de la psicopatía política de turno. Es política de estado la venganza, la descalificación y el linchamiento moral, la ira y el odio en los jerarcas del régimen. Cuando se miente descaradamente no sólo se esconce la verdad y violan los derechos humanos, también se esconde la más vil y despreciable de las cobardías.

Los ataques judiciales a la AN son un torneo de cinismo, uno de los episodios más monstruosos de la política nacional: un vulgar terrorismo de estado.

Lo que pasa en la justicia es algo reprobable. Busquemos otro nombre para describir la disposición de la clase judicial oficialista a transgredir la ley para colgarle al otro la medalla del desprestigio. Bajo un régimen de responsabilidad, la experiencia genera prudencia. Bajo el imperio de la impunidad, la experiencia aconseja cinismo.

La política de estado está basada, sin ninguna duda, en la radicalización ramplona, confrontación, persecución y descalificación de la sociedad venezolana en su amplio contexto, lo que pone en juego peligroso al futuro de la nación misma y la viabilidad de la república; en consecuencia, eso es lo que debiera estar en el centro del debate político. Es por esta razón que el contenido y la forma en la que se trasmite el discurso político adquieren relevancia especial.

Definitivamente, cuando se tiene miedo político el raciocinio se estremece y busca explicaciones que no encuentra y se dictan decisiones en expresa violación del Código de Ética del Juez Venezolano. Nicolás de Maquiavelo dijo que la ética no iba con la política. Hace tiempo que en el país se degradó el principio de la justicia universal. Llegará sin duda el momento de rendir cuentas al país ante el delirio de la irresponsabilidad absoluta y, ¿Quién responderá por el tiempo perdido y los daños que se están causando?

 

 




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