Dayrí Blanco
Griseida Hurtado cumplió su rutina de cada proceso electoral. Llego antes de las 10:00 a.m. a la Unidad Educativa Padre Seijas de Naguanagua, donde tradicionalmente ha votado. Hizo la cola, esperó, y al entrar a la mesa que le correspondía y fue revisada en el sistema aparecía que ya había sufragado. Su voto fue usurpado.
Visiblemente molesta denunció la irregularidad. Aseguró que no se retiraría del lugar hasta que le permitieran ejercer su derecho. Pero nadie le pudo dar una respuesta favorable.
En el cuaderno electoral su espacio estaba vacío. «Solo aparecí que ya voté en el sistema electrónico. En el libro no estaba la firma ni la huella d nadie al lado de mi nombre».
Se conoció que el mismo error ocurrió con los primeros tres votos en una de las mesas de la Unidad Educativa República del Perú. No se puedo resolver la falla.