El valenciano de hoy tal vez sabe que la Universidad de Valencia fue cerrada en 1904 por Cipriano Castro y que, en 1958, la democracia abrió la Universidad de Carabobo, a través de la Junta de Gobierno de la República de Venezuela, integrada por el contralmirante Wolfgang Larrazábal, los coroneles Carlos Luis Araque y Pedro José Quevedo; Don Eugenio Mendoza y el Dr. Blas Lamberti. Lo que tal vez no sepa el valenciano de hoy, es que el Dr. Alfredo Celis Pérez trabajó por años, para que Valencia tuviera de nuevo una universidad.
Eva Rey Moreno, en su obra “Historia, Símbolos y Distinciones de la Universidad de Carabobo”, menciona que “En esta campaña de rescate de la Universidad surgida en 1952, coincidieron dos personajes como grandes dirigentes de esa lucha: el tercer obispo de la ciudad, Monseñor Gregorio Adam y el Dr. Alfredo Celis Pérez. A la par de ellos, otras voces se hicieron eco, el Dr. Salvador Feo La Cruz, el Dr. Carlos Luis Ferrero y José Ángel Hernández, entre otros, quienes se incorporaron a la tarea de fomentar la reapertura de la UC”.
Siempre hemos escuchado sobre aquella manifestación pro reapertura, que se llevó a cabo el 8 de septiembre de 1952, frente al edificio emblema de la Universidad de Carabobo, hoy Centro de Interpretación Histórica, Cultural y Patrimonial de nuestra máxima casa de estudios y que tuve la honra de dirigir por varios años. En aquella oportunidad, Monseñor Gregorio Adam comenzó su discurso tocando la puerta del edificio, esperando, entre comillas, que la Universidad abriera y pronunció palabras que proclamaban el irrefutable derecho que tenía nuestra ciudad, como propietaria de la Universidad de Valencia, de reabrir sus puertas, algo que, en su momento, manejó con honestidad y sapiencia y, ratificó monseñor luego, que “lo que era propio, debía devolverse”. Pero no la devolvieron. Y el Dr. Celis Pérez siguió luchando por esa apertura. Cuenta la misma autora Eva Rey Moreno, que el Dr. Celis Pérez, en el marco de los cien años de la iniciación de los estudios de medicina en Valencia, “asumiendo el riesgo de la fuerte represión de la dictadura de Pérez Jiménez, deploró el cierre de la Universidad”.
Posteriormente, el 29 de noviembre de 1956, Celis Pérez publicó, el primer número de la “Crónica Universitaria”. Un semanario a favor de la Universidad de Valencia. Él ocupó el cargo de director, el administrador fue Froilán Ríos y el jefe de relaciones públicas, Tobías Damas B. Se imprimía en la Tipografía El Cronista y, con orgullo, publicaban la dirección y un número telefónico de solo cuatro dígitos. Este semanario siempre trató temas universitarios. Pero las editoriales, escritas por el director, Dr. Alfredo Celis Pérez, deben haber movido el piso del valenciano de esa época. Por ejemplo, un tema que trataba era el de la emigración de los jóvenes valencianos a ciudades donde hubiera estudios universitarios, muchachos que, seguramente, no regresarían a Valencia, una vez graduados.
Particularmente, mis abuelos, tanto paternos como maternos, se mudaron a Caracas con sus familias, para darle la oportunidad de estudios a sus hijos. Mis padres, siendo valencianos, se conocieron en Caracas, estudiaron en la Universidad Central, se casaron en Caracas, allí nacimos los tres primeros hijos y nos mudamos a Valencia, gracias a la Universidad de Carabobo, porque a mi papá se le presentó la oportunidad de hacer el proyecto de Escuela de Educación, convertida posteriormente en facultad, pero esa es otra historia.
Y en sus artículos, el semanario recordaba la ilustre historia valenciana de comienzos de siglo XX. Entrevistaba o solicitaba artículos a grandes personalidades, como Luis Rafael Betancourt y Galíndez, Carlos Luis Ferrero, Luis Augusto Carvallo, Arnoldo Gabaldón, Fernando Castillo Orduz, Carlos Ortega Gragirena, Jorge Lizarraga, Luis Alberto Contreras, Ignacio Bellera Arocha, por nombrar a algunos, siempre con relación a la necesidad de reabrir la Universidad de Valencia. En el Nº 14, última “Crónica Universitaria”, fechada el 7 de marzo de 1957, se publicó el discurso pronunciado por el eminente médico carabobeño, que había sido decano de la facultad de medicina de la Universidad Central, Dr. José Antonio O’Daly, quien a su vez nombró otros tantos valencianos que se habían destacado en la medicina y en la Universidad Central de Venezuela, como el Dr. Jorge González Celis, el Dr. Otto Paz Jolly y el Dr. Francisco Castillo Rey. Ejemplo de que, en esos cincuenta años, no regresaron a casa los estudiantes que dejaron su Valencia para cumplir sus sueños estudiantiles universitarios.
Como era de imaginarse, el 23 de enero de 1958, fecha en que se acaba la tiranía y nace la democracia, toma mayor fuerza el movimiento del Dr. Alfredo Celis Pérez de abrir la Universidad de Valencia y lo escucharon.
Mediante el Decreto Nº 100, el 21 de marzo de 1958, se crea la Universidad de Carabobo, con asiento principal en la ciudad de Valencia. Nombran rector al Dr. Luis Azcunes y vicerrector – secretario al Dr. Luis Fernando Wadskier. También se nombró a los decanos de las facultades Derecho, Ingeniería y Medicina, doctores Donato Pinto, Víctor Rotondaro y José Valero Lago, respectivamente y el nombre del Dr. Alfredo Celis Pérez no se escuchó ni se leyó en ningún documento. Muchos años más tarde, le otorgaron un doctorado Honoris Causa y después, el anfiteatro de Bárbula fue bautizado en su honor, Teatro universitario Dr. Alfredo Celis Pérez.
Pero sí pudo publicar su poema Canto de sueño, a la “Universidad de Carabobo” y, en una de sus líneas dice: No hay nada más doloroso que el fracaso de un sueño. Ahora no hay más remedio que marcharse; tengo la impresión de haber dejado a una novia… que no pudo seguirme.
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