En estos días recibí un correo de una persona que decía haber leído mi artículo González Guinán y el Acta de la Independencia. Me llamó la atención y comencé a leerlo con el recelo de quien espera una crítica negativa.

Pero el que me escribió es un tataranieto de Manuel González Guinán, hermano de mi bisabuelo Miguel y de los reconocidos personajes valencianos Francisco y Santiago, y mi emoción crecía, a medida que iba leyendo.

Probablemente nuestros padres se conocieron, de hecho, una tía política de él, de mi nuevo primo, fue mi profesora de sociología en la Universidad, excelente, por cierto, María Isabel Espósito de Vargas y, su marido, el doctor Jorge Vargas Arenas, fallecido en 2020, profesor de la Facultad de Ciencias de la Salud y ex director del Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la Universidad de Carabobo (CDCH) y mi papá, Juan Correa, se trataban, de “primo”.

Bueno, mi nuevo primo Rafael, que así se llama, Rafael Vargas Falcón, tiene copias de actas que para mí son un tesoro y, por mi parte, le proporcioné fotos de daguerrotipos familiares, que ahora lo son para él, porque le pudo poner rostro a varios nombres que tenía entre fechas y actas. Y yo pude disipar algunas dudas que había asumido con respecto a mi tatarabuelo, Francisco González p. y a toda su familia.

Por ejemplo, mi padre siempre me aseguró que Francisco González Guinán era el mayor de los hermanos, imagino que, sabiendo que su bisabuelo se había casado en enero de 1841 y que Francisco nació en octubre del mismo año, era indudable que así fuera. A pesar de lo que dijeran los biógrafos tanto de Francisco como de Santiago, que ubicaban a Francisco como el segundo o el tercer hijo, y a una que murió pequeña llamada Ana, como la mayor o a Socorro, otra de las hermanas González Guinán.

Según las fotos de las antiguas actas de la Iglesia Matriz de Valencia o de la Jefatura Civil de la Parroquia El Socorro, que tengo ahora gracias mi nuevo primo Rafael, Ana era la tercera y Socorro y Francisco son los mayores, que resultaron mellizos, pero nacidos en días distintos. El acta de bautizo de Felipa del Socorro, que así se llamaba, suscrita por el cura interino de la Iglesia Parroquial de Valencia, José Casildo Silva, dice que este puso el Santo Oleo y Crisma y dio bendición según el Rito Romano, el 4 de febrero de 1842, a quien, por necesidad, había bautizado previamente y nació el día trece de septiembre del año pasado (1841) y que era hija legítima de Francisco González y Antonia Guinán.

Luego está, en la misma página, el acta de Francisco Antonio, y no logré ver la fecha de nacimiento, aunque Francisco asegura haber nacido el 3 de octubre de 1841. Ese caso, en el que uno de los morochos espere en el útero, casi un mes para nacer, lo veo imposible, incluso hoy en día, a pesar de los adelantos tecnológicos. En aquella época, sólo un milagro lo haría factible y aparentemente se dio. Aunque, entre mis allegados, hay quien asevera que debe haber sido un error del padre José Casildo Silva, cuando dijo que había bautizado por necesidad a Felipa del Socorro el trece de septiembre, que debe haber sido el mismo día de Francisco, tres de octubre.

Sea lo que sea, me recuerda otro hecho de la vida de Francisco González Guinán que parece milagroso. Su padre, hacendado, tenía varios años haciendo negocios con el cónsul de Francia, Armando Stress y la relación entre las dos familias era excelente. El señor Stress pensaba enviar a sus hijos a Europa a estudiar y, convenció a Francisco González p. a que mandara con ellos, al pequeño Francisco. Panchito, con tan solo doce años, estaba muy contento con eso de irse con los Stress a estudiar en París, porque, además era muy amigo del par de jóvenes franceses.

Cuando estaba todo dispuesto, el bergantín esperando en Puerto Cabello por sus pasajeros y el coche en la puerta de su casa, de la calle de la Beneficencia, muy cerca del Hospital de La Caridad, (hoy Casa de La Estrella), con toda la familia despidiéndolo, a Francisco, algo le impedía salir de la casa. Era un extraño presentimiento que lo hizo cambiar inmediatamente de idea y manifestó su deseo de no viajar.

A pesar del disgusto de sus padres, Antonia, su mamá, lo apoyó en lo que el escuchó decir: “si me embarco, moriré ahogado”. Así, después de muchas discusiones, lleno de vergüenza, mi tatarabuelo Francisco, inventó un malestar que le impedía a Panchito, acompañar a sus amigos a Francia.

No se sabe cómo fue, pero el bergantín nunca llegó a puerto. Tres meses después, el cónsul le manifestó a Papá Pancho su angustia porque no tenía noticias de la embarcación. Y seis meses más tarde, les llegó una carta del cónsul Stress en la que decía: “Todo lo juzgo perdido, inclusive a mis hijos”. Panchito había tenido razón, hubiera muerto ahogado. Francisco González Guinán murió a los 91 años, el 7 de diciembre de 1932. Tuvo una larga y fructuosa vida.

Ahora, sobre el caso de mellizos que nacen en días diferentes, se repitió en la familia, pero la segunda vez no fue con éxito. Sucedió con los tatarabuelos de mi nuevo primo Rafael Vargas Falcón. Resulta que Manuel González Guinán y su esposa, su prima Ana Joaquina Peña, después de siete hijos, volvieron a encargar. Es válido acotar que ella, en 1899, fue pintada por Juan Antonio Michelena, logrando lo que sería el primer collage en la historia del arte en Venezuela, pues el padre de Arturo Michelena, adhirió una fotografía de Manuel, en el medallón que pintó en el cuello de Ana Joaquina.

Al año siguiente, en 1900, parió a su último hijo, pero no venía solo. Lo acompañaba otro bebé, que no quiso nacer. El hecho es que tanto el segundo niño como su madre, murieron y el pequeño Joaquín, en virtud de que su tío Santiago González Guinán y su esposa, Carmen Carvallo, no tenían hijos, fue dado por su padre a su hermano Santiago, para que lo criara. Esto me lo contó Joaquín hace muchos años, quien se refería al autor de la letra del “Himno de Carabobo”, como mi papá. Rafael me hizo llegar la partida de bautismo de Joaquín, donde puede leerse que sus padrinos son Santiago y su esposa. Así como el acta de defunción de Ana Joaquina y de su hermanito morocho, Francisco González Peña.

Joaquín fue coordinador de la biblioteca Manuel Feo La Cruz por muchos años. Le pusieron Joaquín en honor a su madre, Ana Joaquina y siempre utilizó el apellido compuesto de su padre, González Guinán.

Gracias primo, por tanto.

anamariacorrea@gmail.com




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