El tema que se desarrolla en este espacio es de mucha importancia, puesto a que las familias son la base de la sociedad y el futuro de las nuevas generaciones. Y esto depende de cómo se integren y se compongan, es por eso la razón de muchas investigaciones sobre este tema a nivel nacional y mundial.

Hoy en día, la familia venezolana está desmembrándose (muchas: ya lo están totalmente), debido a que un alto porcentaje de ellas se ha visto afectada por la separación de sus integrantes, sobre todos los jóvenes, por cuanto la estrategia de este régimen es que cada día existan menos posibilidades de progreso y que dicho grupo humano sea más pobre.

Se mencionan las clases o tipos de familias que existen en la actualidad en el país, el caso polémico de las uniones del mismo género en la sociedad contemporánea y en qué parte de la constitución se le acepta.
La familia es el núcleo original y primario en donde se desenvuelve el ser viviente, ésta es justamente la sustancia viva que conecta al adolescente con el mundo y transforma al niño en adulto. Un ser integralmente útil a la sociedad.

La familia como todo organismo vivo, surge (nace), crece, se desarrolla, se reproduce, y muere y en estas fases confronta diferentes tareas: la unión de dos seres con una meta en común social, el advenimiento de los hijos, el educarlos en todas sus funciones (entre ellas: las sexuales) y soltarlos a tiempo para la formación de nuevas unidades familiares y quedar la pareja sola nuevamente (surgiendo el “síndrome del nido vacío”). Esta experiencia requiere de un reaprendizaje de los padres y madres. Si la familia cumple con estas funciones, será una familia sana, y si en alguna de ellas fracasa o se detiene, será una organización enferma.
Tal vez, muy pocas personas han mirado a su familia como un proyecto de vida, pero indiscutiblemente que lo es (el paso del tiempo lo enseña así). Es más, probablemente sea el proyecto más importante que las personas realizan mientras se está aquí en la tierra y esto pide diseñar lo que podría llamarse un “plan maestro”, ya que es el único de todos los proyectos terrenales que va a dejar fruto para las generaciones futuras. A pesar de eso, muy pocas personas tienen una visión clara para su familia más allá de una idea general de vivir felices para siempre y no se preparan para saber manejar exitosamente los conflictos y problemas: ¡que han de solventarse a la brevedad y buenamente, mediante el fin de ganar-ganar!.

Los líderes de familia –padres, madres o quien haga las veces de ellos (tutores, representantes, tíos, vecinos, etc.)– no han aprendido cómo adquirir una visión para su familia y cómo establecer un rumbo definido en el cual se apoyarán mutuamente en los intereses individuales de cada integrante de la familia. Esta prospectiva se “mueve” cuando se marcha al exterior algún joven del grupo; quienes se quedan: usualmente, se desestabilizan (sobre todo cuando esto no fue programado; es decir: no formaba parte del “plan maestro”).

La visión común de la familia no puede ser determinada solamente por los padres, madres o sus reemplazos sin la intervención de los hijos. Debe ser un acuerdo mutuo entre todos los integrantes del grupo familiar; por ende, todos los miembros de la familia deben estar comprometidos en la gestión. La decisión de los hijos de emigrar tiene que ser aceptada por los mayores, por cuanto el futuro en la Venezuela actual tiene muchas incógnitas e incertidumbres.

Los padres y madres deben juzgar sabiamente, pero deben permitirles a todos a participar en la creación de una visión para la familia. Hay que escuchar la opinión de cada uno. Pueden resultar cosas muy interesantes en el proceso de determinar conjuntamente cual será la visión para la familia, ya que saldrán a luz cuáles son las prioridades de cada miembro del grupo familiar. Y, estas prioridades –sobre todo la de los jóvenes– que determinan las decisiones a adoptar hay que apoyarlas, aunque la mayoría de las veces no se comparten.

Existen diferentes tipos de familia y lo usual es que se desarrollen algunas ideas acerca de la familia tradicional que es la que siempre había prevalecido en Venezuela. Este tipo es la que más se difunde a través de los principales difusores y reproductores sociales, de los valores que intentan tener más hegemonía en la sociedad.

Se trata de la familia conformada por padre o madre heterosexuales casados bajo la filosofía de su respectiva religión con hijos y en la que los roles están bien definidos. Este tipo de familia se conservó por muchos años, a partir del siglo XIX y predominó en la sociedad venezolana hasta promediar los años 80 del siglo XX.

Las características que en la sociedad venezolana tenía este tipo de familia eran roles y funciones claramente definidos, padres y madres heterosexuales, el padre como jefe o cabeza de la familia, el padre como proveedor principal del sustento de la familia, la madre con un rol definido de cuidar a los hijos y mantener la casa, no trabaja fuera del hogar, creación y mantenimiento de matrimonios según las normas o pautas religiosas.

Este tipo de familia se ha perdido. Durante siglos, la familia monoparental o uniparental se reducía únicamente a la estructura de un padre o madre cuyo cónyuge murió y quedaron uno o más hijos. Pero desde mediados del siglo XX ha ganado lugar la familia compuesta por una madre o padre soltero o divorciado que convive con sus hijos biológicos, incluso una madre o un padre soltero decide adoptar o procrear por medio de fecundación asistida u otros métodos no tradicionales.

Hoy día, existe la familia compuesta por dos hombres o dos mujeres con o sin hijos. Así como la “relación de pareja”. Personas que conviven sin ninguna responsabilidad social o legal.

Regresando a la realidad venezolana, existe un ataque sistemático en contra de la familia como grupo social por parte del Estado venezolano, así lo denunció Pic-Ling Fung, integrante del movimiento Alianza Popular. Explica que la finalidad del régimen es poner en práctica la estrategia fidelista de desmembrar a la familia venezolana y debilitar la lucha política.

Este vocero asegura que dicho plan se lleva a cabo a través de los poderes públicos con detenciones, expropiaciones, persecuciones políticas y también creando la dependencia del pueblo del Estado.

En tal sentido, anunció la creación del Comité Pro Defensa de la Familia, el cual tiene como objetivo fundamental «luchar por principios y valores de la familia como núcleo de una sociedad democrática y en libertad».

Ling Fung recalcó que el modelo castrocomunista que está adoptando el régimen es muy peligroso para la familia venezolana. «Recordemos que en Cuba la educación de los hijos no depende de la familia, sino del adoctrinamiento del Estado, los hijos no responden a los padres y los jóvenes que tienen pensamientos propios son perseguidos como en Venezuela ahora».

Por su parte, la dirigente del Movimiento Cambio, Alexandra Belandria Ruiz-Pineda, en repetidas oportunidades se ha referido al papel de los jóvenes en este momento histórico del país y explicó que es una perseguida política del actual régimen, que busca callar la voz de la juventud, «por eso quiero explicar que “cambio” es un movimiento no violento, que desea un futuro mejor» y tratar de evitar el éxodo de esa generación de relevo.




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