(Cortesía)

El confinamiento decretado el pasado marzo en el Reino Unido ocasionó un «gran impacto» en la salud mental de la población, según un estudio divulgado este miércoles, que detectó un incremento en los pensamientos suicidas de parte de la ciudadanía.

La investigación, llevada a cabo por un equipo de la Universidad escocesa de Glasgow y que difunde hoy el British Journal of Psychiatry, analizó de manera pormenorizada las consecuencias del encierro nacional durante el momento álgido de la pandemia.

Hallaron que ciertos grupos corren más riesgo de sufrir trastornos de naturaleza mental, como los jóvenes y las mujeres.

Las primeras seis semanas de la pandemia y el confinamiento afectaron en gran manera al estado mental y bienestar de la población de este país.

Los peores casos en las fases iniciales del confinamiento nacional se dieron entre los adultos más jóvenes -de entre 18 y 29 años-, mujeres, individuos de entornos socialmente desfavorecidos y aquellas personas con condiciones clínicas previas.

Los expertos, liderados por el profesor Rory O’Connor, identificaron un aumento de los pensamientos suicidas durante ese periodo – en uno de cada diez o en el 9,8 % de los encuestado s- aunque factores asociados con ese tipo de pensamientos, como síntomas de ansiedad, niveles de derrota y sensación de estar atrapado disminuyeron.

Entre los 3.077 adultos sondeados a nivel nacional, los síntomas de depresión y soledad continuaron relativamente estables aunque tuvieron un impacto adverso.

Los factores analizados incluyeron problemas sanitarios mentales previos, intentos de suicido y de auto lesionarse, pensamientos suicidas, depresión, ansiedad, sensación de derrota, de estar atrapado y soledad.

Los investigadores, que se centraron en tres tramos temporales diferentes entre el 31 de marzo y el 11 de mayo, vieron que en los varones se registraban menores niveles de síntomas depresivos que en el caso de las mujeres.

Detectaron asimismo que los pensamientos suicidas aumentaban de un 8 % a un 10 % y que eran mayores entre adultos jóvenes – entre 18 y 19 años -, donde subían del 12,5 % al 14 %.

En este sentido O’Connor consideró que «si bien la mayoría de personas no mostró ningún pensamiento suicida, este aumento en un periodo tan corto de tiempo es preocupante».

«Los niveles de ansiedad disminuyeron durante este mismo periodo pero estos se relacionan con el pasado, mientras que los pensamientos suicidas miran al futuro», agregó.

Para el experto, esto sugiere que «la enorme incertidumbre social y económica asociada a la covid-19 podría ocasionar que algunas personas se sientan sin esperanza. Sin embargo, no hay pruebas de que la tasa de suicido aumente».

Por otro lado, uno de cada cuatro participantes experimentó al menos niveles moderados de síntomas depresivos.

El Ministerio británico de Sanidad ha anunciado que aumentará la inversión destinada a los servicios que lidian con trastornos mentales, con una partida adicional de 10,2 millones de libras (11,05 millones de euros) destinada a organizaciones que se encargan de ayudar a adultos y niños afectados.

«Estamos totalmente comprometidos a prestar apoyo en la salud mental de todos y los servicios del NHS se han adaptado para continuar proporcionando respaldo durante la pandemia, entre otras cosas empleando citas virtuales», señaló un portavoz del ministerio de Salud de Inglaterra.

 




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