El riesgo siempre es el mismo. Está latente en cada cobertura, más cuando debe ejercerse en un estado plagado de la represión enmarcada en el Plan Zamora, ese que el ministro de Justicia y Paz, Néstor Reverol, y el gobernador Francisco Ameliach se han empeñado en ejecutar al pie de la letra. Aunque no se sabe a ciencia cierta cuál es esa letra, a la periodista Dayrí Blanco le tocó vivirlo de cerca.

Ella por El Carabobeño y Kristian Rodríguez por TV Venezuela. Ambas solo hacían su trabajo. Reportar los acontecimientos de la calle. Hacerlo desde el distribuidor El Trigal al parecer fue su delito.

En un descanso de la jornada, que en Valencia hoy se cubrió de la más  feroz represión vivida en 40 días de protesta, ambas estaban desde el carro que presta servicios a El Carabobeño, enviando las notas a sus respectivos medios. Desde allí observaban a funcionarios de la Policía de Carabobo romper los vidrios de los carros estacionados en la misma vía. El de El Carabobeño no fue la excepción. El retrovisor y el vidrio del copiloto quedaron hechos añicos. El teléfono del conductor desapareció.

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La única opción: bajarse del carro e identificarse. Parecía lógico, pero en estos tiempos de Plan Zamora y otras tropelías, la lógica no siempre tiene cabida. «A mi no me importa quiénes son ustedes. Están detenidas las dos», gritaba un furioso policía de Carabobo, que al parecer comandaba el operativo de este lunes, a propósito del plantón convocado por la Mesa de la Unidad Democrática y que en Carabobo se concretó en el distribuidor El Trigal. «Van presas, móntenlas en el camión» ordenó a sus subalternos, quienes tomaron a las periodistas por los brazos para llevarlas hacia la unidad usada para trasladar a los detenidos.

El funcionario amable, que a las 9:00 a.m. ofrecía protección a los manifestantes a cambio de que se quedaran en el elevado de El Trigal y no trancaran la Autopista del Este, se tornó represivo pasadas las 10:30 a.m. Después se volvió iracundo “Están detenidas las dos”, dijo sin titubear a quienes reportaban los acontecimientos desde el sitio.

Detenciones arbitrarias, periodistas, Carabobo
Este funcionario, que temprano mostró signos de amabilidad, ordenó la detención de las periodistas. (Foto Dayrí Blanco)

El afán por acallar los reportes sobre la brutalidad que ensombrece a Carabobo desde que el Plan Zamora se instaló en el estado, por cierto el que más detenciones arbitrarias registra, estaba por cobrar nuevas víctimas. Dos periodistas que se sumarían a los 39 detenidos que arrojó la jornada de protesta del día, convocada para rechazar las políticas del Gobierno de Nicolás Maduro, a quien Francisco Ameliach representa en la entidad.

La presión de otros comunicadores sociales y la conciencia de algunos funcionarios evitó que las periodistas fueran subidas al camión. Ilesas, pero molestas, prosiguieron la cobertura. Obviamente conminadas a borrar las fotos y los videos registrados hasta el momento, cosa que no hicieron.

 

Este lunes 15 de mayo culminó sin periodistas detenidos, suerte que no corrieron otros 39 ciudadanos, sacados violentamente de centros comerciales donde intentaban resguardarse, o de sus casas, donde ingresaron funcionarios de cuerpos policiales sin orden de allanamiento, a destrozar pertenencias y aprehender a inocentes. No consiguieron el armamento que buscaban, pero si la cuota de detenidos que, al parecer, impone el Plan Zamora, que ahora sabemos incluye juicios militares a civiles, represión violenta con disparos de perdigones, bombas lacrimógenas y hasta balas a las personas y a las viviendas, allanamientos sin orden judicial y detenciones arbitrarias por el único delito de protestar las malas políticas revolucionarias o por trabajar, como en el caso de Dayrí Blanco y Kristian Rodríguez.

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Este martes 16 de mayo, a las 10 de la mañana, los periodistas de Carabobo se concentrarán en la Fiscalía a denunciar los atropellos de los que han sido víctimas durante la cobertura de las protestas. Comunicadores heridos por perdigones, empujados y amenazados con detenciones arbitrarias, forman parte de una larga lista que tristemente Carabobo engrosa por la violencia con que funcionarios de los cuerpos de seguridad acatan órdenes. Dayrí Blanco y Kristian Rodríguez forman parte de este registro. El lunes ellas solo cumplían su labor, sin piedras, sin balas, con el grabador y la cámara como únicas armas.




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