Algunas familias acostumbran a reunirse en el cementerio. (Foto Cortesía)

Cada 2 de noviembre se conmemora en Venezuela y en muchos países del mundo, el Día de Todos los Fieles Difuntos, también conocido como Día de los Muertos. Su objetivo es orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrenal.

Para la Iglesia católica, se trata de una conmemoración, un recuerdo que la Iglesia hace en favor de todos los que han muerto en este mundo, pero aún no pueden gozar de la presencia de Dios, porque están purificando, en el purgatorio, los efectos que ocasionaron sus pecados.

Este día, los creyentes ofrecen sus oraciones, sacrificios y la misa para que los fieles difuntos de la Iglesia purgante terminen esta etapa y lleguen a la presencia de Dios.

Aunque la iglesia siempre ha orado por los difuntos, fue a partir del 2 de noviembre del año 998 cuando se creó un día especial para ellos. Esto fue instituido por el monje benedictino San Odilón de Francia. Su idea fue adoptada por Roma en el siglo XVI y de ahí se difundió al mundo entero.

La celebración de esta fiesta dedicada a los difuntos persigue, en la mayoría de las culturas, el objetivo de apaciguar a los muertos más recientes que vagan aún por la tierra sin encontrar el lugar de reposo.

En Venezuela y España, como en otras partes del mundo, este día se dedica a asistir al cementerio para rezar por las almas de quienes ya abandonaron este mundo.

Está tradición está acompañada de un profundo sentimiento de devoción, donde se tiene la convicción de que el ser querido que se marchó pasará a una mejor vida, sin ningún tipo de dolencia, como sucede con los seres terrenales.

En nuestro país los deudos, además de ir a los cementerios a visitar las tumbas de sus difuntos y llevarles flores, también se les ofrece misa o se les reza un rosario en su casa, por el eterno descanso de su alma.

Sin embargo por efecto de la pandemia por COVID-19, estas tradiciones religiosas han variado bastante.

México es uno de los pocos países del mundo, donde la conmemoración del Día de los Muertos se convierte prácticamente en una fiesta, que incluyen varios rituales.

Las familias visitan los cementerios y rinden tributo a sus muertos. Pero adicionalmente en los hogares se arma un altar con fotos y objetos preferidos de los difuntos, donde se ponen además los platos preferidos de los homenajeados.

Por supuesto son los vivos quienes disfrutan de todas las comidas y bebidas que se disponen en honor al fallecido.

A nivel social, los mexicanos la expresan de una manera divertida mediante pequeñas rimas llamadas “calaveritas” en donde en tono burlón hablan de varios personajes y de su muerte.




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