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Para Julio García, presidente del Colegio de Enfermeros (as) del estado Carabobo, el Día del Trabajador en Venezuela está signado mutaciones de conceptos y aspiraciones propias de la fecha.

Si comparamos las consignas laborales de hace unos diez años o de unos cuarenta años, lo principal del trabajador sigue siendo exigir un aumento salarial y la reducción de las jornadas de trabajo, tal como aspiraban los trabajadores de Chicago hace m treinta y cinco años atrás.

“Por la reconciliación nacional y la justicia social”, es el título que signa el informe de la Comisión de Encuesta de la Organización Internacional del Trabajo (OIT – 2019), este estudio proveniente del análisis de la estructura socio laboral de los trabajadores, Patronos y el Estado. Este responde a las aspiraciones de la fuerza laboral en Venezuela, que se traduce en un cambio de la conducción de las políticas de Estado que atentan contra los venezolanos.

Hoy, hay que caracterizar al sistema laboral venezolano, como aquel donde las relaciones laborales son de contenido disfuncional, legalmente constituidas por normas de aplicación discrecional, con prácticas donde se judicializa lo laboral a través del desconocimiento permanente de la representatividad laboral, criminalizando continuamente las acciones de los trabajadores y sus representantes gremiales y sindicales con acciones de persecuciones o privativas de libertad, de enjuiciamiento, con prácticas estatales de violencia institucional.

Esto significa, que los signos sociales son de una cultura centralizada, corporativizada, de control, de rasgos autoritarios y de estilos militarizados donde se ordena y se cumple en un contexto sistémico disfuncional, con indicadores permanentes y estructurales de conflictividad, desmejoras, y violaciones de derechos humanos, destaca el gremialista.

El Estado operacionalizado en términos de políticas laborales, centra como eje el control y la subordinación de los agentes laborales a la agenda gubernamental, el contenido autoritario es para mantenerse en el poder, siendo contrario al espíritu democrático del pacto social constitucional.

García, especialista en estudios del trabajo señala además, que la ausencia de diálogo social se manifiesta por el centralismos, de infoxicación y ausencia transparencia e información pública, y medidas impuestas de distribución de dinero público a través de mandatos no contenidos en el marco regulatorio ni contractual, que se traduce en populismo en una práctica de asistencialismo de Estado, a través de misiones, y el carnet de la patria, la última migración a nóminas al sistema patria, de los cuales se transfieren dádivas de manera discrecional y partidista a los ciudadanos.

La pandemia hizo brotar las decadencias del sector salud en Venezuela

Acerca de la pandemia de la COVID-19 que acecha al mundo, Julio García advierte que esta, trae consigo un proceso laboral inédito, donde la muerte de trabajadores, caso de la salud más de 500 en Venezuela, miles de contagiados desprotegidos; hoy observamos que ese proceso también dicta por el desconocimiento de los actores sociales al no ser incluido en la “participación social” para la elaboración, por ejemplo, de un Plan Nacional de Vacunación.

Este, ante los ojos del trabajador es discriminatorio e insuficiente, donde ni siquiera se ha garantizado la inmunización del sector salud.

Cabe destacar que la situación de pandemia brotó las decadencias del sistema sanitario, y el estado de orfandad y abandono del patrono gobierno, en no garantizar alimentación, medicinas, o servicios básicos como un entierro.

Ante esto, se hace necesario que la fuerza laboral presente un bloque unitario al país para enfrentar estas anomias sociales, por ello, las nuevas exigencias deben dirigirse por: la libertad, democracia y reconciliación; las condiciones laborales decentes e ingresos suficientes; y vacunación para todos, concretó Julio Garcia, profesor de la Universidad de Carabobo.




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