Foto cortesía Jhonny Torres

Los testimonios son muchos, todos reflejan el drama de una Venezuela sin gasolina en tiempos de coronavirus. Este lunes los alrededores de las estaciones de servicio disponibles para la venta de la poca gasolina que queda en el país, estaban repletos. Solo en la esquina de El Carabobeño habían cinco colas para acceder a la estación de servicio Paramacay. Otras dos estaban en la esquina de Freemarket y otras desde La Granja y la Villa Olímpica.

Tres días en cola tiene Alfredo Hidalgo en la cola para abastecer su vehículo de gasolina. El es un paciente renal que desde hace 9 años debe dializarse cada dos días, para evitar el colapso de sus riñones. En ese tiempo, por primera vez dejará de asistir este miércoles a su importante cita. No tiene gasolina, a pesar de las dos pernoctas y más de 50 horas en las que ha esperado pacientemente su turno para acceder al combustible.

Alfredo Hidalgo, paciente renal. Foto Carolina González

 

Su caso no es único, pero si uno de los más dramáticos. Rosaura Méndez, sin embargo, también tiene una historia. También desde la esquina de El Carabobeño contó que ella lleva dos días en cola, pero su esfuerzo hasta el mediodía de este martes había sido infructuoso.

En casa dejó a sus cinco hijos, uno de ellos un niño especial que amerita medicamentos y traslados al centro asistencial cuando se presenta una emergencia. Pero sin gasolina todo se le complica. Ni el informe médico de Alfredo, ni el de Rosaura sirvieron de algo. Los militares los mandan a la estación de servicio Guaparo y de allá los remiten nuevamente a Paramacay.

Las condiciones al parecer cambiaron. Aunque en Paramacay solo abastecían a personal de la gobernación, alcaldías y Fuerzas Armadas, este martes estaban en colas decenas de ambulancias y camiones cisternas. Los vehículos de Corpoelec, asíduos visitantes de las estaciones de combustible, también estaban. «Uno no sabe qué hacen con la gasolina, porque uno los llama para que atiendan una emergencia y no van porque los carros no tienen combustible».

Los presentes aseguraron tener conocimiento de cómo a estos vehículos, que a diario están en cola para surtir gasolina, les sacan el combustible para llenar carros particulares.

Otra denuncia que se hizo desde la cola fue el supuesto cobro en dólares para surtir combustible. «Por eso es que usted ve tantos carros particulares colocando gasolina, pero al pueblo no le echan. En Free Market están pagando 20$ a quien deja pasar y 1$ al bombero».

Esta fue una queja reiterativa, pues la respuesta a los particulares siempre era negativa. «Solo para sectores priorizados»

Sin embargo, en Paramacay, lograron entrar en pequeños lotes algunos particulares que, obviamente, debieron esperar largas horas. «A las 8:00 de la mañana pasaron 10 carros. Ya son las 11 y no han pasado más».

Los conductores comenzaron a incomodarse, a gritar y exigir respeto a sus derechos. Dos lotes de cinco carros particulares pasaron en la hora siguiente. De resto esa cola no volvió a moverse, no al menos hasta las 2:30 de la tarde.

Estas escenas se repitieron en todas las bombas habilitadas. El desespero se apodera de la ciudadanía, pero el problema está lejos de resolverse.

No hay gasolina

Al menos así se informó en una reunión que tuvo lugar el lunes en la mañana en la Zona de Defensa Integral (ZODI) a la que asistió personal de la gobernación, Fuerzas Armadas, empresarios del transporte, alimentos, estaciones de servicio entre otras. «No hay gasolina, ni la habrá. Los inventarios están en niveles mínimos. Tenemos un poco más de gasoil así que esmérense a trabajar en vehículos que utilicen ese combustible, porque la gasolina no alcanzará para mucho tiempo».

 




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