Evidentemente, existe un dilema en la dirigencia política de la MUD en si asistir o no a las elecciones presidenciales convocadas para este primer cuatrimestre del año. No concibo realmente la razón de tal conflicto. Dilema hasta cierto punto simple, por el hecho mismo de que las posibilidades de actuación son pocas, no hay mucho donde escoger y ambas son igualmente malas o buenas, de postura maniquea.

Es malo, por lo tanto inadmisible ir a esas elecciones con las mismas rectoras pícaras del CNE. Sin veedores internacionales imparciales. Y algo muy importante, sin que se cumplan los lapsos para su convocatoria, que deben ser seis meses una vez que las autoridades electorales hagan la convocatoria para el proceso electoral. Esto es indispensable. Sobre esta base, sería una torpeza ir a esas votaciones presidenciales en contracorriente de lo que opinan y piensan el Grupo de Lima, el secretario ejecutivo de la OEA, Luis Almagro, la Unión Europea, conformada nada menos que por 28 países, y otras naciones más que individualmente también se oponen a ese lance atolondrado.

Pero del mismo modo sería, además, bueno, la asistencia a la reunión de negociaciones pautadas para el lunes pasado en República Dominicana.  Hay que insistir para que se cumplan los requisitos que garanticen unas elecciones en perfecta equivalencia o simetría.  De lo contrario, en Venezuela estallará una ola de violencia como consecuencia de la hambruna; saqueos e intentos de saqueos se ven a diario, estos hechos siempre se ejercen con violencia de por medio.

La disyuntiva está más del lado de la dictadura de Nicolás Maduro. Es más determinante y también más compleja.  El gobierno no tiene ninguna probabilidad, entiéndase bien, ninguna probabilidad de ganar una contienda electoral sin fraude, ni remotamente. El descontento en contra de la gestión de Nicolás Maduro está en 85 %, quien irónicamente será de nuevo candidato por el oficialismo. Al mismo tiempo, con una crisis económica y social que tiende a agravarse día a día y a profundizarse más y más. Otro elemento que se sumaría a estos inconvenientes que harían inviable el ejercicio de un nuevo período del dictador será el desconocimiento de esas elecciones por más de cuarenta países de los más importantes del continente americano y Europa.  Es imposible gobernar con esa piedra de molino colgada del cuello.

De por sí, el panorama es halagador para la causa democrática, pero siempre y cuando dejen de lado las incoherencias, los codazos a diestra y siniestra se presenten con un candidato de consenso y unitario, que no es lo mismo que único, ya que para primarias no hay ni tiempo ni recursos. Asistir con un padrón electoral completo y bien preparado. Por consiguiente, ensanchar la MUD para que otros sectores de la sociedad organizada tengan una silla en esa mesa.  Y como no todo es Caracas, es urgente que se intervenga algunos Estados donde los secretarios ejecutivos de la Mesa de la Unidad han sido inoficiosos, una perfecta nulidad.

Entonces, estemos conscientes de que los problemas de la oposición son de su única responsabilidad y es ella quien tiene que resolverlos. El régimen no tiene velas en ese entierro. Sería un escape alocado seguir por ese camino de imprecisiones, dándose trompicones con cuanta piedra se encuentren en el camino y, por si fuera poco, la agenda en las manos sádicas del dictador.

garciamarvez@gmail.com




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