La inesperada dimisión del ministro de Finanzas de Canadá, Bill Morneau, los problemas de la jefa de Estado, Julie Payette, y las acusaciones de conflicto de intereses contra el primer ministro, Justin Trudeau, amenazan la estabilidad del país, ya golpeada por la pandemia de COVID-19.

Morneau, que ha sido una de las piezas claves del Gobierno de Trudeau desde que llegó al poder en octubre de 2015, dimitió el lunes tras una semana de informaciones sobre las supuestas desavenencias con el primer ministro por las decisiones de política económica adoptadas para encarar la crisis causada por el coronavirus.

Las medidas adoptadas por el Gobierno de Trudeau supondrán un déficit presupuestario de 343 mil millones de dólares canadienses (unos 260 mil 250 millones de dólares estadounidenses), casi un 15 % del Producto Interior Bruto (PIB) del país, sólo en este año fiscal.

Morneau, situado en el ala conservadora del gobernante Partido Liberal, habría expresado su descontento con el tamaño del déficit fiscal, así como con la intención de Trudeau de aprovechar el momento para invertir en proyectos medioambientales y de energías alternativas.

We charity, un escándalo que se extiende

Los problemas entre Trudeau y Morneau también se han agudizado con el escándalo de la concesión a dedo de un jugoso contrato gubernamental a una organización, WE Charity, que está relacionada con las familias de los dos políticos liberales.

En los últimos años, la madre, hermano y esposa de Trudeau han participado en los eventos de WE Charity. En concreto, la madre del primer ministro, Margaret Trudeau, ha recibido cientos de miles de dólares de WE Charity.

Al mismo tiempo se ha sabido que una de las hijas de Morneau trabaja para la organización sin ánimo de lucro y que en 2017 WE Charity pagó a la familia del político los gastos de viaje para que visitasen proyectos en Ecuador y Kenia.

Tras el estallido del escándalo, Morneau reembolsó a WE Charity decenas de miles de dólares por esos viajes y reconoció que su familia no los debería haber aceptado desde un principio.

A pesar de las disculpas por parte de Trudeau y Morneau, el contrato a WE Charity, que ya está cancelado, ha provocado que el comisionado de Ética del Parlamento inicie una investigación por supuesto conflicto de intereses, la tercera que implica al primer ministro canadiense desde que llegó al poder en 2015.

Hoy, el Partido Conservador (PC), el principal grupo de la oposición, aprovechó para acusar a Trudeau y su Gobierno de «corrupción» y rechazar el nombramiento de la viceprimera ministra, Chrystia Freeland, como la primera mujer al frente del Ministerio de Finanzas en sustitución de Morneau.

El diputado Pierre Poilievre declaró en Ottawa que el escándalo de WE Charity es lo que ha provocado la dimisión de Morneau.

«De hecho, ahora tenemos un Gobierno de corrupción, encubrimiento y caos en el momento de una mortal pandemia y el mayor colapso económico desde la Gran Depresión», afirmó.

Gobernadora de Canadá acusada

Si no fuesen suficientes todos estos problemas, Trudeau y el país también tienen que lidiar con el creciente problema de la gobernadora general, que ejerce las funciones de jefa de Estado de Canadá en representación de la reina Isabel de Inglaterra, Julie Payette.

Payette, una exastronauta de 56 años de edad que fue designada a dedo por Trudeau como gobernadora general en 2017, está siendo acusada de acosar a los empleados a su servicio, maltratar a los agentes asignados a su seguridad, incurrir en elevados gastos no justificados y, en general, ignorar las obligaciones de su cargo.

Por ejemplo, Payette está utilizando un avión del Gobierno canadiense en vez de viajar en automóvil, lo que supone decenas de miles de dólares de gastos adicionales en un momento en el que el país atraviesa una grave crisis financiera.

Y hoy, la cadena de televisión pública canadiense, CBC, reveló que el desdén de Payette por su servicio de seguridad le está costando a la Policía Montada canadiense, y por ende al contribuyente del país, decenas de miles de dólares adicionales.

Además, Payette está generando una «ambiente de trabajo tóxico» lo que ha provocado que los empleados a su servicio hayan presentado quejas y dimisiones por el trato que reciben.

El problema para Trudeau es que sólo la reina Isabel de Inglaterra puede despedir a Payette y nunca en la historia de la monarquía parlamentaria canadiense, un gobernador general ha sido despedido.

Y si el problema se eterniza, la idea de una Canadá republicana, una propuesta popular en algunas regiones del país, como Quebec, podría ganar enteros. EFE




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