El director del centro penitenciario número 6 de la región siberiana de Irkutsk ha resultado detenido por abusos a los presos, en particular por el brutal abuso de un reo por parte de otros internos, según informó hoy el Servicio Penitenciario Federal (SPF).
El preso Tajirzhon Bakíev resultó abusado con una fregona por sus compañeros de celda que, según el periódico «Nóvaya Gazeta», provocaron el conflicto al romperle el ejemplar del Corán que llevaba consigo.
El SPF también ha procedido a la detención de uno de los jefes de la prisión preventiva número uno de Irkutsk por una atrocidad similar cometida en connivencia con los funcionarios de prisiones.
El jefe de los servicios penitenciarios, Alexandr Kaláshnikov, anunció que la investigación penal ha esclarecido que 41 personas participaron en dichos actos de violencia, con 75 víctimas de abusos.
Los familiares de uno de los presos denunciaron que, debido a las torturas para que confesara haber participado en un motín, éste ahora está inválido.
Investigación sobre deceso
El martes se informó también de una investigación sobre el suicidio de otro preso en la prisión número 25.
El SPF prometió que proseguirá la investigación de los abusos cometidos en Irkutsk y que a todos los culpables se les llevará ante la Justicia.
Según la Defensora del Pueblo, Tatiana Moskalkova, su oficina recibe anualmente miles de quejas de presos por abusos, hacinamiento y tratamiento médico inadecuado.
El caso más sonado ha sido el de las torturas en la prisión de Yaroslavl, a unos 300 kilómetros de Moscú, donde un vídeo mostraba a funcionarios de prisiones golpeando salvajemente a varios reos.
El número de presos en Rusia se ha reducido en los últimos años hasta el medio millón, aunque las organizaciones de derechos humanos rusas e internacionales denuncian que el sistema penitenciario ruso aún conserva vestigios de los Gulag soviéticos.
Según la prensa local, al líder opositor ruso, Alexéi Navalni, se le ha enviado a una prisión en Vladímir, famosa por las numerosas denuncias de torturas cometidas por miembros de unidades especiales encapuchados y sin distintivo. EFE
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