Murátov, de 60 años, fue reelegido por otros dos años más. Foto AFP

Dmitri Murátov, periodista ruso y premio Nobel de la Paz este año junto a la filipina María Ressa, fue reelegido hoy director del periódico «Nóvaya Gazeta», la cabecera más crítica de Rusia.

Murátov, de 60 años, fue reelegido por otros dos años tras una votación en la que participaron dos tercios de los miembros de la redacción.

El director recibió el respaldo de más del 92 % de los participantes, es decir, 94 le apoyaron y sólo ocho votaron en contra de su reelección.

Murátov, el primer ruso en recibir el Nobel de la Paz, encabezó en 1993, dos años después de la desintegración soviética, el grupo de periodistas que abandonó el diario «Komsomólskaya Pravda» con un objetivo claro en mente: hacer un nuevo periodismo en línea con los nuevos vientos democráticos que corrían en el país.

Para ello contaron con la ayuda del último dirigente soviético Mijaíl Gorbachov, que compró ocho ordenadores con parte del dinero que recibió como Nobel de la Paz, lo que permitió a Murátov y sus colegas lanzar la primera tirada de mil ejemplares el 1 de abril de 1993.

Después de trabajar como corresponsal de guerra en la primera guerra chechena, en 1995 Murátov fue nombrado director del periódico, cargo que ejerce hasta el día de hoy con la excepción de un paréntesis de dos años (2017-19).

Dmitri Murátov es reelegido

Con él al frente de la redacción, «Nóvaya Gazeta» se convirtió en el abanderado de un periodismo de investigación que no aceptaba rehenes a la hora de criticar a las autoridades, sea por la corrupción, la represión de las libertades democráticas o los abusos de los derechos humanos.

Entre sus coberturas más destacadas figura el hundimiento del submarino Kursk (2000) o la matanza en la escuela de Beslán (2004), reportajes que incluyeron aceradas críticas al presidente ruso, Vladímir Putin.

Los últimos reportajes del diario sobre la persecución, violación y el asesinato de los homosexuales en la república y lejos de ella por parte de los servicios de seguridad chechenes recibieron un gran eco en la prensa y televisión de todo el mundo.

Putin, que es acusado de perseguir la libertad de prensa, felicitó a Murátov por el Nobel, aunque matizó que él se lo hubiera dado por sus actividades «benéficas», no por su labor periodística.




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