La cavidad bucal está tapizada por una mucosa que se adapta a las funciones de cada región anatómica. Así tenemos que en los lugares donde se necesita mayor movilidad como lengua, paladar blando, labios y mejillas, esta mucosa es de fácil distensión y flexible de manera que los tejidos bucales no sean lesionados con los dientes durante la masticación.

Pero, lo contrario ocurre en los lugares que intervienen en la trituración de los alimentos como paladar duro y encías, los cuales están recubiertos por una mucosa más resistente que puede amortiguar el impacto.

A pesar de este buen diseño, existen situaciones que sobrepasan la frecuencia y es allí cuando hablamos de hábitos parafuncionales: Como queilofagia (morderse los labios) donde la persona en respuesta al estrés trata de liberar su ansiedad “masticando” sus propios tejidos.

También pueden existir elementos traumáticos como: prótesis dentales mal adaptadas, cuyos bordes o retenedores (ganchos) golpean y dañan la mucosa con la que tiene contacto; aparatos ortodónticos u ortopédicos y bordes filosos de dientes fracturados, así como áreas sin dientes donde la mucosa suele interponerse y ser lastimada durante la masticación o fonación.El tejido afectado puede mostrarse ulcerado, ya que lo pierde por el traumatismo constante y esa úlcera tarda en cicatrizar porque el elemento causante está presente tornándose crónica.

Otra lesión reactiva frente a esta agresión mecánica es la formación de una placa blanca por aumento de la queratina, la cual actúa como una barrera de defensa para adaptarse a las condiciones.

En otros casos suelen formarse lesiones redondeadas o en forma de pliegues de tejido fibroso, que van aumentando de tamaño, pero son indoloras conocidas como fibroma traumático o hiperplasia inflamatoria.

Sea cual sea el escenario planteado es recomendable acudir con el profesional tanto si presenta alguno de los factores predisponentes, o si ya presenta la lesión bucal, a fin de que se hagan las correcciones necesarias y evitar daños sobre la mucosa.

Es importante resaltar, que muchos pacientes consumen alguna variedad del tabaco de forma concomitante a estas situaciones traumáticas. Es uno de los factores más asociados al desarrollo de cáncer de boca, porque produce una acumulación de errores genéticos en esas células que están recibiendo injuria mecánica.

Otro aspecto a considerar es que el cáncer de boca suele manifestarse más en forma de úlceras que no cicatrizan, que en muchas ocasiones son confundidas con lesiones traumáticas y el paciente automedicándose retrasa la búsqueda de ayuda profesional, lo que influye en un diagnóstico tardío cuando la enfermedad está avanzada.




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