Yuraima Ninozca Peñaloza no tiene dudas de que fue un miembro de algún cuerpo de seguridad del Estado, quien lanzó la bomba lacrimógena hacia la ventana de su apartamento, que causó el incendio el pasado 30 de abril. Ahora solo espera que alguien se responsabilice por los gastos.

En visita a El Carabobeño, esta ama de casa recuerda que cuando compró este apartamento en el conjunto residencial Don Bosco de la urbanización La Granja en Naguanagua, hace 26 años, lo escogió porque su ventanal da vista hacia una hermosa montaña. Nunca se imaginó que con el correr de los tiempos de convertiría en blanco de ataque durante protestas.

Peñaloza comentó que no es primera que su ventana sufre daños, ya que en medio de las protestas que se realizaron en el año 2017, los vidrios fueron rotos a pedradas. Eso impidió que la ventana pudiera cerrarse, por lo que ella y su familia aspiraron gas lacrimógeno por lo menos durante tres días.

Una lavadora fue consumida por las llamas. (foto cortesía)

Para evitar que se repitiera una situación similar, su madre su mudó a la urbanización Ciudad Alianza en Guacara. Allí estaba de visita la afectada cuando una vecina la llamó cerca del mediodía del 30 de abril, para informarle que su apartamento se estaba quemando.

Según le indicaron, unos jóvenes arriesgados se treparon por la parte externa del edificio para llegar a su ventana y tratar de apagar el incendio, lo cual les agradece. Adicionalmente efectivos del Cuerpo de Bomberos tuvieron que derribar la puerta y el protector, para poder ingresar y extinguir el fuego, por lo cual también está agradecida.

Pero el problema ahora es que tiene prácticamente tres días durmiendo a la intemperie, ya que carece de recursos económicos para sustituir los ventanales de vidrio ni la puerta. Producto del incendio perdió una lavadora y una caja de herramientas, entre otras cosas.

Ya no quiere una ventana de vidrio sino de metal, pues piensa que las protestas no cesarán y pudiera ocurrir otro incidente con su inmueble.

El apartamento de Peñaloza está marcado con el número 8054,  quinto piso, torre 8 del conjunto residencial Don Bosco. Debido a su ubicación estima que es imposible que la bomba lacrimógena haya sido lanzada con la mano. Solo pudo haber sido mediante la utilización de implementos especiales que solo usan representantes de los organismos de seguridad del Estado.

Por esta ventana del quinto piso, entró la bomba lacrimógena que causó el incendio. (foto cortesía)

Pero como ya el mal está hecho, ella solo pide que le repongan los gastos causados, porque si bien es cierto ella no estaba en el apartamento para el momento del suceso, el inmueble estaba en buenas condiciones.

Según refirió está acudiendo a varias instituciones del Estado, para que la ayuden a salir hacia adelante luego de esta tragedia sufrida.




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