El presidente colombiano, Iván Duque, visitó este viernes por primera vez una zona de reintegración de exguerrilleros de las FARC en un intento de tranquilizarlos tras su promesa de modificar el histórico acuerdo de paz.
"Mi presencia aquí es para que la incertidumbre desaparezca (...) Lo que pueden recibir todas esas personas que están apostándole a esa reincorporación es que el Estado colombiano va a cumplir", dijo el mandatario en el municipio de Fonseca, en el departamento de La Guajira, fronterizo con Venezuela.
Duque, quien asumió el poder hace dos meses con la bandera de "corregir" el pacto que el año pasado desarmó y transformó en partido a la otrora guerrilla comunista, aseguró que su gobierno le cumplirá a aquellos que hagan una "transición genuina" de la guerra a la paz.
"Lo que nosotros esperamos siempre es que la repetición no se dé, que no resurja la violencia, que no existan personas con la tentación de estar en actividades ilegales", afirmó ante 250 exguerrilleros.
En su visita, Duque estuvo acompañado del enviado especial de la Unión Europea para el proceso de paz, Eamon Gilmore, y del jefe de la misión de la ONU en Colombia, Jean Arnault, encargado de verificar la reinserción de los cerca de 7.000 excombatientes.
El mandatario derechista es un férreo opositor del pacto firmado por el anterior gobierno del Nobel de Paz Juan Manuel Santos por considerarlo indulgente con los rebeldes.
Duque, ahijado político del exmandatario y senador Álvaro Uribe, ha dicho que corregirá "fallas estructurales" de lo convenido en noviembre de 2016, como que los exguerrilleros acusados de crímenes graves paguen penas en prisión.
Pero ha dicho que garantizará las condiciones para la reinserción social de los guerrilleros rasos.
"En esta tierra no hay enemigos de la paz", dijo el presidente, en respuesta a los señalamientos de los líderes rebeldes y de otros sectores políticos que acusan a él y su partido, el Centro Democrático, de no querer implementar lo acordado tras cuatro años de negociaciones en Cuba.
El ahora partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC) ha denunciado incumplimientos del Estado en lo convenido en La Habana, además de falta de garantías de seguridad jurídica y física de sus miembros y de dinero para la reinserción.
Incluso algunos líderes rebeldes, como el exjefe negociador Iván Márquez, han denunciado "perfidia" y la "desfiguración" del acuerdo en el Congreso, por lo que han salido de las zonas de reintegración sin que se conozca su paradero.
El gobierno les ha exigido que se reporten y reiteren su compromiso con la paz, pues teme que huyan a Venezuela o se unan a los grupos disidentes que se dedican al narcotráfico.
El acuerdo de paz prevé penas alternativas para los exguerrilleros a cambio de que confiesen sus crímenes, reparen a las víctimas y se comprometan a no ejercer nunca más la violencia.
Aunque el acuerdo de paz alivió sustancialmente el sangriento conflicto armado que durante medio siglo ha azotado a Colombia, en el país aún se enfrentan guerrillas, paramilitares, agentes estatales y narcotraficantes. AFP