El Gobierno de EE.UU. instó este jueves a 14 naciones del Caribe a romper el silencio ante la crisis en Venezuela y anunció que pronto enviará a la región el buque de asistencia humanitaria USNS Comfort para ayudar a esos países a atender a los migrantes venezolanos.
La secretaria adjunta de Estado de EE.UU. para Latinoamérica, Kimberly Breier, hizo esas declaraciones en la sesión inaugural del octavo diálogo con el Caribe en seguridad, que se celebra hoy en el Departamento de Estado.
"Queremos ayudaros a responder al incremento de la llegada de inmigrantes y al impacto que tiene en vuestra comunidades. Queremos ofreceros asistencia. No podemos permanecer en silencio ante la crisis humanitaria en Venezuela", manifestó Breier.
La funcionaria estadounidense instó a algunos de los países caribeños a unirse a la "masa crítica en Latinoamérica que ha elegido apoyar al pueblo venezolano y al líder que han elegido a través de su Constitución", en referencia al dirigente opositor Juan Guaidó, reconocido como presidente interino de Venezuela por 54 naciones.
A la cita acudieron el canciller de Granada y encargado de seguridad en la Comunidad del Caribe (Caricom), Winston Garraway; el canciller dominicano, Miguel Vargas; los titulares de Justicia de Dominica, Suriname, Barbados; así como los jefes del Ministerio de Seguridad en Belice y Trinidad y Tobago.
También asistieron los embajadores o representantes permanentes de Antigua y Barbuda, Guyana, San Vicente y las Granadinas, Haití, San Cristóbal y Nieves, Jamaica y Bahamas.
Todos los representantes de las naciones caribeñas intervinieron en la sesión inaugural, pero el único que aludió a Venezuelafue el ministro de Seguridad Nacional de Trinidad y Tobago, Stuart Young.
Young defendió la posición de "no injerencia" que han adoptado los países del Caribe, que en la mayoría de los casos no se han posicionado sobre la lucha de poder en Venezuela o siguen respaldando al presidente venezolano, Nicolás Maduro, aunque República Dominicana, Haití y Bahamas respaldan a Guaidó.
"Imaginen -afirmó Young- los efectos del derramamiento que puede haber en Venezuela y que estamos viendo. Es por eso que Caricom, como región, hemos adoptado una posición de no injerencia. Hemos pedido una resolución pacífica para Venezuelapor el efecto que puede tener en nuestro hemisferio".
Young pidió a Washington una relación de "respeto mutuo" y no injerencia en la soberanía de los países del Caribe, muchos de ellos pequeñas islas en el océano Atlántico.
En sus intervenciones, casi todos los países caribeños lamentaron que la región se haya convertido en un "corredor" para el tráfico de drogas desde Sudamérica hasta EE.UU.; y solicitaron a Washington que haga un esfuerzo para evitar que las armas que se fabrican en sus territorios acaben en el Caribe.
La reunión de hoy se produce después de que el presidente de EE.UU., Donald Trump, se reuniera a finales de marzo en Florida con los gobernantes de cinco naciones caribeñas (Bahamas, Jamaica, Santa Lucía, Haití y República Dominicana).
Washington está haciendo un esfuerzo para acercarse al Caribe, donde Venezuela todavía mantiene gran influencia sobre un grupo de naciones, a las que ha subvencionado el suministro de petróleo durante años.