(Foto Archivo El Carabobeño)

Al fin el tan esperado sonido, pero la alegría duró poco. El agua por tuberías llegaba a la casa de Ana Pinto luego de una semana de ausencia. Era un líquido marrón y espeso, quizás serviría para bajar las pocetas y limpiar, para nada más.

Desde hace mucho tiempo Pinto no utiliza el agua de la tubería para tomar o preparar los alimentos para su familia. Ella sabe que no tiene buena calidad, pero también sabe que si la hierve es peor. Aunque no es experta en el tema, lo que ha leído le ha enseñado que esa agua es muy peligrosa, que no se puede beber porque tiene componentes cancerígenos.

Así, de su mermado presupuesto debe destinar cada semana 840 bolívares soberanos solo para el agua de consumo. Son 4 botellones que deben suplir las necesidades no satisfechas por la Hidrológica del Centro (Hidrocentro), que le envía a su casa agua que no puede hervir para tomarla. No puede preparar una sopa ni cocinar el arroz. Cuando menos parásitos es lo que conseguirá si se atreve a ingerirla.

 

La desinversión como norma

Veinte mil millones de dólares fueron destinados entre 1995 y 1998, y luego en 2005 para la ejecución de proyectos en el Sistema Regional del Centro. De haberse concretado los trabajos, las plantas de La Mariposa y Los Guayos estarían hoy 100% operativas.

Pero eso no ocurrió. La realidad hoy muestra solo esqueletos. No se ejecutaron planes en base al crecimiento poblacional ni se hicieron las inversiones necesarias al menos para mantenimiento.

Las aguas que recibe el embalse Pao Cachinche, principal reservorio de agua para consumo humano en Carabobo, están cargadas de materia orgánica. Al aplicar el cloro aparecen los trihalometanos, compuestos químicos que se generan en el proceso de potabilización por la reacción de la materia orgánica no tratada. Esas sustancias son altamente nocivas para la salud y el medio ambiente. Algunas son cancerígenos.

Las sustancias orgánicas presentes en los cuerpos de agua, como el embalse Pao Cachinche, originan microalgas productoras de microtoxinas, que afectan la salud. Clorar el agua y hervirla hace un daño aún más grave al organismo.

Los coliformes fecales, cuya alta presencia es característica en Pao Cachinche, son especies bacterianas que indican el nivel de contaminación. Son causantes de enfermedades estomacales, en especial diarreas, en niños y adultos. Ellas se combaten con cloro, los metales no.

Hablan los expertos

Manuel Pérez Rodríguez y otros estudiosos de la materia formaron en el año 2010 el Movimiento por la Calidad del Agua. Confiesa que en ese momento les llamaba mucho la atención que el agua contenía aluminio y por eso quisieron alertar a la población y a los distintos organismos de gobierno para que se corrigiera la situación.

 

Ocho años después, un estudio elaborado en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Carabobo reveló que el agua no solo contiene aluminio sino también cadmio, que es altamente tóxico y por ende perjudicial para la salud.

Sin plantas depuradoras

Pérez Rodríguez confirmó que todas las aguas residuales provenientes del sistema cloacal de los municipios que conforman la Gran Valencia van a dar al embalse Pao Cachinche sin tratamiento y de allí se extrae el agua que va por las tuberías a los hogares. Eso pasa, según él, porque en Valencia no hay plantas depuradoras.

Las aguas residuales tienen alto contenido de materia orgánica en descomposición, según Pérez Rodríguez. «Si no se depuran ni se oxidan, no pueden ser potabilizadas con los métodos tradicionales con que cuenta el Acueducto Regional del Centro«.

Las plantas potabilizadoras son la “Lucio Baldó Soulés” en el municipio Carlos Arvelo; y la “Alejo Zuloaga” en Valencia. Lo lógico, o por lo menos lo ideal, es que reciban agua sin materia orgánica para potabilizarla.

Planta Alejo Zuloaga. Foto tomada en 2017

Por su experiencia, comenta que a las plantas potabilizadoras pudiera llegar poca cantidad de materia orgánica en descomposición, dentro de los límites razonables, provenientes de un ecosistema que incluya aguas de lluvia. «Pero eso no es lo que se tiene en el embalse Pao Cachinche ni en el Pao La Balsa».

Pérez Rodríguez señala que para finales de la década de los 80 se sabía que las aguas del Lago de Valencia y también de esos embalses estaban hipereutroficadas (sin oxígeno en las profundidades por el exceso de materia orgánica), por lo que ya  se venía adelantando el programa de saneamiento del Lago de Valencia.

El Ministerio del Ambiente para la época pagó un estudio, que mandó a elaborar, mediante el cual se determinó cuál era la característica fisicoquímica y bacteriológica del agua de Cachinche. Y en base a los resultados se elaboró un proyecto de saneamiento que fue modelo de ingeniería y saneamiento para el Banco Interamericano de Desarrollo, que lo respaldó.

En el año 98 en Caracas estaban las oficinas de este banco, que llevaba adelante el Programa Integral de Saneamiento de la Cuenca del Lago de Valencia, con aportes de un 60 por ciento de la entidad bancaria y 40 por ciento de la República de Venezuela.

Fue así como se pudieron construir las plantas de tratamiento de Taiguaiguay en el estado Aragua, La Mariposa en el municipio Libertador de Carabobo y la de Los Guayos.

Planta La Mariposa. Foto tomada en 2017

El programa de saneamiento incluía además el control del nivel del lago de Valencia. Sin embargo en el año 1999, bajo el gobierno del fallecido expresidente Hugo Chávez, todas las obras fueron paralizadas bajo el argumento de que le iban a “meter la lupa”.

También se paralizó el empréstito que había aprobado el BID, que además cerró sus oficinas en Caracas. Las plantas depuradoras fueron desmanteladas por completo, hoy solo quedan las vías de penetración que dan hacia donde en algún momento funcionaron.

Sin resultados

Los ciudadanos se siguen quejando de que a veces cuando se bañan les da un escozor en la piel. Pérez Rodríguez lo atribuye a soluciones no adecuadas aplicadas por Hidrocentro para tratar de depurar el agua. “Le meten sulfato de aluminio y cloro. El cloro es un agente oxidante fuerte, con el que oxidan la materia orgánica, pero esa hipercloración pasa a las redes de distribución y afecta a quien la recibe».

El ingeniero Pérez Rodríguez recuerda que además de materia orgánica proveniente de las aguas residuales, los embalses contienen alta producción de microalgas, que son bacterias y algas a la vez. Se les conoce como cianobacterias.

Estas bacterias mueren al entrar en contacto con el cloro, pero los millones de residuos de esas materias muertas pasan al acueducto y posteriormente se depositan en los tanques de las viviendas. Allí forman una capa verde o negra que parece barro. “Se dice que en cada gota de agua hay entre 10 y 16 cianobacterias de estas”.

El mito del agua de botellón y los actos de fe

Pérez Rodríguez sostiene que la pureza de las aguas contenidas en los botellones se ha convertido en un mito, porque nadie solicita a los centros donde se llenan los resultados recientes de los análisis de calidad a los que ha sido sometida.

Según el ingeniero, la gente se ha acostumbrado a recargar el botellón y a llevarlo a su casa para beber el agua. Se le pregunta al comerciante por qué no lleva un control de calidad y responde que no es necesario, pues los clientes compran sin preguntar nada. “Los ciudadanos compran el agua de botellón por acto de fe y nos estamos enfermando por actos de fe”.

Los botellones y el sol

Esta situación se complica cuando esos botellones son comprados en kioscos, porque llevan sol buena parte del día. «Los rayos ultravioletas son capaces de descomponer los polímeros del plástico en monómeros. Esos monómeros son cancerígenos y se pueden disolver en el agua. Quien compra el botellón asoleado no sabe el riesgo al que está sometiendo a su familia al ingerir el líquido».

La osmosis inversa, según Pérez Rodríguez, es la tecnología más avanzada para potabilizar agua. Sugiere a los compradores que no se crean el cuento de que la nanofiltración la supera, porque eso no es así. “El que diga eso está engañando a sus clientes”.

Los pozos

Sobre la calidad del agua proveniente de los pozos profundos, Pérez Rodríguez no tiene una apreciación generalizada, pues sostiene que va a variar dependiendo del sitio donde se hayan construido.

El experto cita por ejemplo que el pozo de Guaparo tiene una agua muy buena, pero en algunas zonas de Nanaguagua es evidente que tienen algún contenido de hierro, que incluso se puede apreciar a simple vista.

En ciertas áreas de Valencia se ha detectado agua de pozo con contenido de dureza, comentó el especialista. Esto se puede apreciar cuando se hierve y le queda en la superficie como una especie de cenizas blancas, que no es más que carbonato de calcio y de magnesio.

La dureza del agua también se puede identificar porque cuando una persona se lava las manos, por ejemplo, cuesta para que el jabón salga.

El agua no es potable

En términos generales, Manuel Pérez Rodríguez, quien fue el último presidente del INOS en Carabobo y el primero de Hidrocentro, sostiene que el agua proveniente del Sistema Regional del Centro que se consume en el estado no es potable. “El agua no es potable y en consecuencia hay que tener mucho cuidado con ella pues los riesgos son muy altos”.

Estos riesgos los atribuye a la falta de voluntad política para proceder al saneamiento y hacer nuevas inversiones que permitan solucionar este problema. Con la intención de que se resuelva este asunto, los miembros del Movimiento por la Calidad del Agua le solicitaron una audiencia al exgobernador Francisco Ameliach, pero nunca la concedió. Lo mismo hicieron con Rafael Lacava, pero tampoco les ha respondido.

Los sanitaristas: Sin olor, sabor ni color

Desde la primaria, todo ciudadano aprende que el agua debe ser incolora, inodora e insípida. Esas tres condiciones garantizan su calidad. Al carecer de alguna de ellas se puede decir que el agua no es potable, de acuerdo a las estimaciones del médico internista con largos años de experiencia, José Félix Oletta, exministro de Sanidad.

(Foto cortesía)

Sostiene el experto que al hacérsele el estudio bacteriológico al agua que viene el embalse Pao – Cachinche, esta no debería tener coliformes, pero esto no sucede.

En condiciones normales, para prevenir cualquier enfermedad hídrica, la población debería  hervir el agua que va a tomar durante unos 10 minutos y si se quiere estar más seguro de la pureza del agua, una vez que la hierva le pone cinco gotas de cloro por cada litro de agua.

Eso garantizaría, no solo la eliminación de protozoarios y bacterias, sino también de los virus que pueda contener. La buena calidad del agua implica además que solo tenga la cantidad de cloro necesaria para su purificación.

Pero justamente eso es lo que no está ocurriendo, según el doctor Oletta. Como el agua tiene demasiada sustancia orgánica, hay que utilizar floculantes para precipitarla, entre ellos el aluminio. Pero si se le pone exceso de este componente químico, se crea un agua inapropiada para el consumo humano y puede producir toxicidad por aluminio.

Si se le pone exceso de cloro se desarrolla una sustancia llamada trihalometano, altamente perjudicial. Todo esto indica, según Oletta, que al riesgo bacteriológico se le está añadiendo riesgo químico. Estos últimos a la larga, puede producir efectos nocivos para la salud.

En el embalse Pao –Cachinche además, hay presencia de algas que tienen toxicidad y pueden ser perjudiciales para los seres humanos, porque pueden producir una serie de daños al organismo, tanto intoxicación aguda como crónica. “Pueden tener efecto cancerígeno y pueden producir nefropatías”.

José Félix Oletta exhortó a la población a tener mucho cuidado con la calidad del agua. Al ingerirla en estado no apto, la persona se expone al riesgo de contraer enfermedades hídricas como diarreas por salmonella o shigella, así como disentería y hasta hepatitis A, que es la que se transmite por consumo de agua contaminada con heces fecales. Hay además riesgo de contraer amibiasis.

Oletta citó que la Universidad de Carabobo cuenta con un laboratorio se salud pública capacitado para hacer los estudios bacteriológicos del agua, el cual se debería aprovechar.

El juicio del agua

La precaria situación del agua para el año 2010 hizo que un grupo de profesionales se reuniera para tratar de que se hiciera justicia y la ciudadanía pudiera recibir un líquido de calidad.

(Foto archivo)

El abogado Lucio Herrera Gubaira recordó que como miembros del Movimiento por la Calidad de Agua visitaron el Ministerio Público, la Defensoría del Pueblo, la Procuraduría General de la Nación, la Asamblea Nacional y en el año 2012 interpusieron el famoso juicio del agua.

Esta no fue más que una acción en defensa del derecho a la vida, la salud y a recibir agua apta para el consumo humano, que ya había sido declarado por la Organización de Naciones Unidas como un derecho humano fundamental. “Esto es una paradoja, porque Venezuela fue uno de los Estados que impulso esa declaratoria y  es el que menos cumple, manteniendo una violación sistemática de este derecho”.

El 22 de marzo de 2012 acudieron a la Sala Constitucional del TSJ, asistidos por Lucio Herrera y acompañados por miembros de la sociedad civil valenciana. Se interpuso un recurso de amparo por el derecho a la salud y a un ambiente sano para tres millones de ciudadanos que son abastecidos por el Sistema Acueducto Regioal del Centro I y II.

El 9 de mayo de ese mismo año, el TSJ se declaró sin competencia para conocer la demanda y declinó la competencia a juzgados municipales, con lo cual el caso pasó al olvido.

Para Herrera y el movimiento que representa esta reiterada acción violatoria de los derechos humanos podría configurar a la larga un crimen de lesa humanidad.

A su entender es algo que podrá con el tiempo demostrarse, si por acción u omisión del Estado Venezolano y de los funcionarios responsables del servicio, se causó un daño masivo a la población, produciendo muertes o graves enfermedades que pudieron evitarse.

Tras las soluciones

El abogado Lucio Herrera Gubaira sostuvo que más allá de las permanentes protestas, denuncias, quejas y reclamos que han hecho vecinos de las más variadas comunidades de Carabobo por la mala calidad de agua que distribuye, o por la que no distribuye Hidrocentro, los  ciudadanos deberán activarse en búsqueda de nuevas soluciones para enfrentar este problema que con el correr de los años ha ido en aumento.

En su opinión, para 2019, además de no tener agua potable en condiciones apropiadas para el consumo humano, la escasez, racionamiento y pésima calidad del líquido seguirán siendo las características de este servicio básico, que el Estado está en la obligación de garantizar.

Después de numerosos reclamos hechos durante años, incluso en ámbitos internacionales, y de no haber recibido respuesta positiva, se revela una información que Herrera considera que podría ser una buena noticia de llegarse a concretarse.

Un nuevo préstamo que hay que vigilar

El también fundador del Movimiento Por la Calidad del Agua ha recibido información sobre la aprobación de un crédito de 100 millones de dólares para obras que desarrollaría Hidrocentro en dos de sus plantas en Carabobo. «Esto obliga a la reactivación del   movimiento social para que ese dinero sea utilizado debidamente en las obras para los cuales ha sido aprobado.  La lucha de los ciudadanos organizados para lograr que el Estado cumpla con su obligación ha hecho historia”

Herrera detalló que el Banco de Desarrollo de América Latina. (CAF) aprobó un crédito de más de 100 millones de dólares para la rehabilitación de las plantas depuradoras de agua La Mariposa y Los Guayos. «Esta podría ser una buena noticia si los recursos de este nuevo endeudamiento de la Nación se invierten debidamente. Así se estaría iniciando el saneamiento de las cuencas hidrográficas de donde obtenemos el agua para nuestros acueductos regionales».

En esta operación identificada como préstamo N° CFA 9225, Hidrocentro actualmente ejecuta la Rehabilitación y Ampliación de las Planta depuradoras de La Mariposa, en Valencia, estado Carabobo. Los trabajos están a cargo del Consorcio Contemar, ubicado en Maracay, empresa de capital mixto a la que le fue adjudicada la obra a través de un concurso internacional abierto para desarrollar la ingeniería, procura, construcción y puesta en marcha para la rehabilitación y ampliación de esta planta de tratamiento de aguas residuales

Esta adjudicación se hizo, según Herrera, mediante Contrato CAI-HC-2017-001 firmado el 20 de noviembre del 2017 y que tuvo como fecha de inicio el 29 de noviembre de 2017 de acuerdo a firma de Acta de Inicio. Para su ejecución, el proyecto se divide en tres (03) componentes principales:

  1. Elaboración del Proyecto Ingeniería de Detalle (ya se hizo)
  2. Ejecución de Obra Civil y Puesta en Marcha
  3. Acompañamiento y capacitación del personal técnico encargado de la operación y mantenimiento de la Planta de Tratamiento Alejo Zuloaga y La Mariposa

Recursos aprobados anteriormente

La petición de Herrera se basa en experiencias anteriores de inversiones que no dieron los frutos esperados.

Herrera recordó que la Corporación Andina de Fomento (CAF) aprobó el 29 de noviembre de 2011 un proyecto de 150 millones de dólares para la rehabilitación de siete plantas potabilizadoras en Venezuela, entre ellas la Alejo Zuloaga, en San Luis, Tocuyito. Según el contrato VE-L1036 del Banco Interamericano de Desarrollo, en 2016 se debió cancelar 142 millones de dólares.

La planta La Mariposa, en parcelas del Socorro, al sur de Valencia, también debería encontrarse en un proceso de rehabilitación. En julio de 2014 CAF anunció el desembolso de otros 125,5 millones de dólares para recuperar la instalación. Los trabajos, que habrían comenzado el año pasado, son un secreto celosamente guardado por las autoridades sobre estas obras que pretenden terminarse en cuatro años, pero de las que no se tienen reportes de avance.

Planta La Mariposa Foto tomada en 2017

 

En julio de 2016 una comisión de la Asamblea Nacional y la ONG, representada por el diputado Carlos Lozano y Lucio Herrera, visitaron la CAF para solicitar información sobre el proyecto de rehabilitación y el estado de los préstamos. Aunque en esa ocasión fueron bien recibidos y quedó un compromiso del organismo multilateral, no han obtenido nueva información, afirmó Herrera en declaraciones suministradas a El Carabobeño en febrero de 2017.

Ahora la ONG espera que las autoridades se pongan del lado de los ciudadanos. Herrera sugiere al gobernador de Carabobo, Rafael Lacava, que presione para que se conozca en profundidad cuáles trabajos se están haciendo. «Dentro de la hidrológica siempre hay profesionales que quieren hacer las cosas bien, pero necesitan contar con herramientas y el apoyo necesario para cumplir con un excelente trabajo».

Ana Pinto desconoce todas estas inversiones, poco sabe de cianobacterias. De lo que si está conscientes es de que esa agua no se puede ingerir. Ella seguirá comprando botellones de agua para el consumo de su familia. También seguirá esperando que el servicio se regularice, aunque sus esperanzas disminuyen cada día producto de la inoperatividad de Hidrocentro que desde finales del 2017 interrumpe el suministro por distintas razones, la mayoría «de índole eléctrico». Vale decir, no imputables a la hidrológica.

Redacción compartida con Darsy Alvarado

 




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