No hay un manual para respuestas sobre fraudes electorales. La política precisamente es el mundo donde se mueven las ideas y
propósitos de los hombres, en contraste con la realidad ebulliciente. Pero siempre estará sobrevolando el fantasma del poder brutal,
como denomina Hannah Arendt al poder desnudo, en bruto, la tentación perversa de perpetuarse en el poder.
Siempre dije que era necesario entender, ver, esta situación como un proceso político, mas que como un simple proceso electoral, y es allí donde podemos percatarnos de los inmensos pasos políticos que hemos avanzado. En primer lugar logramos tener una candidatura única en medio de inhabilitaciones y trampas de todo tipo. En segundo lugar se construyó un sentimiento de cambio extendido por todo el país. En tercer lugar se estableció y consolidó un liderazgo político, no solo electoral, aprobado y legitimado política y emocionalmente. En cuarto lugar se estructuró una maquinaria electoral, que funcionó perfectamente, pero que se expresa como un pegamento político que se mantiene. En quinto lugar, nuestras fuerzas se midieron, fueron a un proceso electoral y salieron contundentemente victoriosas.
Como conclusión: tenemos una gran fuerza política todo terreno, legitimada en probados resultados nacionales, apta para el poder, acta en mano, con un liderazgo legítimo, coherente, íntimamente fusionado con el país en un solo propósito: un cambio.
Es necesario resaltar que el actor político principal, esta vez, no es la clase media, mil veces golpeada, aunque activa, drenada por la diáspora. Hay un nuevo actor protagónico: las comunidades del barrio, a los que siempre se les enrostró que Chávez los había hecho visibles; los sectores más humildes del país son ahora el alma de la nación, con sus motos, sus gritos aplazados y oprimidos por la represión de cada día. Es impresionante la serenidad y fe democrática expresada por las comunidades populares, condenando el saqueo, la destrucción.
Un ingrediente que resaltar: nadie se ha impacientado, pareciera que todos comprenden que es un proceso político, que lleva su tiempo, que será victorioso tarde o temprano. El bravo pueblo vive su Himno, está más vivo que nunca con un liderazgo creíble valiente y sereno.