Para que la oposición en Carabobo pueda tener éxito en una probable elección de gobernador debe superar varios obstáculos que son necesarios mencionarlos y someterlos a la mesa de discusión.

El primer punto tiene que ver con el tema de las condiciones electorales las cuales deben cumplirse para que electorado salga a votar, porque de lo contrario su opción seguirá siendo la abstención.

Por otra parte, la comunidad internacional ha sido muy clara al decir que se debe trabajar por unas elecciones “Presidenciales” libres y que no van a reconocer ningún evento electoral si esa condición no se cumple. Por lo cual, la oposición ineludiblemente tiene que trabajar en consonancia con lo establecido por la comunidad internacional ya que entre otras cosas ella ha sido la que le ha permitido sobrevivir en los últimos tiempos.

Si un sector de la oposición pretende asistir a la contienda electoral sin tomar en cuenta estos elementos y ante un hipotético triunfo; lo único que va a lograr es tener a un gobernador eunuco a quien al día siguiente el Ejecutivo Nacional le van a nombrar un “Protector” para Carabobo, solamente le van a enviar dinero para pagar la nómina de la gobernación y a la vista de los organismos de seguridad y militares del estado, el gobernador será simplemente un maniquí sentado en el Capitolio de Valencia.

El segundo punto tiene que ver con el enlace que debe existir entre la candidatura y la unidad, porque una candidatura sin unidad no es opción de triunfo y ésta se logra a través de la confianza y la credibilidad de quien vaya a resultar electo representante de la oposición en Carabobo.

Esta unidad por supuesto no puede girar en torno a partidos que no cuentan con la aceptación de la población.

Por ejemplo, en las pasadas elecciones parlamentarias de diciembre de 2020 en Carabobo de 1.647.596 electores; el partido Unión y Progreso de (Eduardo Fernández) obtuvo 4.948 votos, el partido Primero Venezuela (versión tapa amarilla de PJ) obtuvo 12.141 votos, el partido AD (sección Bernabé) viene en caída constante desde las regionales de 2008 donde obtuvo 45.102 votos y ahora (12 años después) en 2020 obtiene 36.696. Y con respecto al partido El Cambio (del falso pastor) éste sólo obtuvo 51.268 votos, lo que se traduce en que ninguno de ellos alcanza el 4% del electorado carabobeño por lo que ningún candidato proveniente de las filas de estas organizaciones tiene la más mínima opción de triunfo.

El tercer punto a tomar en cuenta es que la oposición en Carabobo debe estar consciente del adversario que tienen en frente; porque muchos se burlan de él y lo tildan de “loco” y “teatrero” lo cual es un grave error subestimar al contrincante.

Hay que tener claro que Lacava no es Ameliach, por lo que la contienda debe plantearse con inteligencia y no con soberbia y burla.

Por último, una vez superados todos esos obstáculos, entonces debemos recordar que en Carabobo la gente quiere tener una candidatura que represente éxito en su trayectoria política, que sea una figura representativa, que sea coherente con su discurso y que genere confianza en el elector. De ésta forma no sólo ocurrirá la unidad de los partidos verdaderos, sino que la sociedad se congregará alrededor de esa persona.




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