Aficionados del Flamengo en un partido del grupo A de la Copa Libertadores entre Flamengo y Barcelona SC, en el estadio Maracaná en Río de Janeiro. / Foto EFE

Inmerso en un mar de incertidumbres, el fútbol sudamericano comienza el intrincado camino hacia la resurrección. El coronavirus detuvo la acción en marzo y Paraguay será el viernes el encargado de reiniciar los torneos nacionales, imitando a un Rio de Janeiro que en junio rompió la cuarentena de gol. Todo con la mira puesta en el 15 de septiembre, cuando la Copa Libertadores vuelva a escena.

En abril, cuando pocos sospechaban del largo parate que se avecinaba, el argentino Diego Maradona decía que la vuelta sería «como cuando ves a tu novia después de unas vacaciones».

La pausa se extendió, la pelota se manchó de coronavirus y recién cuatro meses después el torneo Apertura 2020 de Paraguay iniciará el retorno a una ‘nueva normalidad’, mientras la pandemia sigue pegando fuerte en varios países de Sudamérica.

– Paraguay, prueba de alto riesgo –

Sin público y con testeos permanentes a los planteles, la liga buscará evitar contagios.

La Asociación Paraguaya de Fútbol realizó más de 2.000 pruebas a planteles y árbitros que entrenan hace un mes, favorecidos por el bajo ritmo de contagios que experimenta el país (con 3.198 casos), en comparación a otros del Cono Sur.

«Los resultados auspiciosos a nivel nacional nos alentaron», señaló a la AFP el secretario general de la Asociación Paraguaya de Fútbol, Luis Kanonnokof, días atrás. Sin embargo, «el riesgo de contagio está latente. En cualquier momento puede pasar. Por eso, es necesario ceñirse estrictamente al protocolo establecido», advirtió el dirigente.

– Ritmo dispar –

Si el caso paraguayo tiene éxito, los demás países tomarán nota y cada uno a su ritmo y en sintonía con su situación sanitaria reactivarán sus ligas.

Al igual que el avance del coronavirus, el mapa futbolístico regional es desigual. En Argentina el confinamiento que vive la ciudad de Buenos Aires y su poblada periferia, zonas que aportan la mayor parte de los equipos de primera división, complica el retorno.

«Si la pandemia nos lo permite, vamos a volver a entrenar en agosto. Y jugaremos un torneo relámpago los últimos tres meses del año», dijo el viernes el presidente de la Liga Profesional, Marcelo Tinelli. Septiembre es la fecha probable para la vuelta a los estadios.

El gigante Brasil, que figura detrás de Estados Unidos como el segundo país del mundo con más casos confirmados del virus con 1.966.748 contagiados, dio luz verde en junio al fútbol regional y el Campeonato Carioca fue el primero en ver acción.

Con algunos obstáculos y críticas de varios jugadores, como Hudson Rodrigues del Fluminense que consideró una «falta de humanidad» permitir juegos en el estadio Maracaná, a metros de un hospital de campaña dispuesto a atender pacientes afectados por el coronavirus, el torneo continuó.

Y otros campeonatos regionales de Brasil se sumaron al Carioca. Pero el domingo volvieron a sonar las alarmas cuando casos positivos de COVID-19, según la prensa, en el plantel de Chapecoense, obligó a suspender su partido con el Avaí por el Campeonato Catarinense.

Pese a los inconvenientes, las autoridades del fútbol brasileño fijaron para agosto el inicio del Brasileirao, la Liga Nacional, cuyo arranque en mayo fue truncado por la pandemia.

Agosto también fue elegido como el mes para el reinicio del fútbol en Uruguay, Colombia y Perú, mientras Ecuador se propone reiniciar el 29 de julio. En tanto en Bolivia algunas proyecciones fijan el retorno para septiembre y en Venezuela no hay ni siquiera una fecha probable para la vuelta.

En Chile, donde al igual que en Brasil y Perú el coronavirus pega duro, todo está por definirse. «Hay protocolos, eso está claro. No solo en Católica, sino que todos en todos los equipos, y solamente estamos esperando la autorización del Ministerio (de Salud) para volver», dijo el arquero de Universidad Católica, Cristopher Toselli días atrás.

– Libertadores y Clasificatorias, ¿misiones imposibles? –

Conmebol lanzó una apuesta ambiciosa el viernes pasado al anunciar el retorno de la Copa Libertadores el 15 de septiembre y la Sudamericana el 27 de octubre, mientras que la FIFA retrasó un mes al fijar en octubre el inicio de las Clasificatorias Sudamericanas rumbo a Catar-2022.

Las tres competiciones entusiasman y preocupan a la vez, en una región que vive un presente con fronteras cerradas y tráfico aéreo en mínimos.

Conmebol informó que se mantendrá el formato original, se disputarán todos los partidos previstos con finales de ambos torneos continentales en enero, con fecha aún por determinar.

Pero a la falta de condiciones de movilidad, se suman las dudas de algunos equipos sobre cómo evitar ventajas deportivas al llegar todos con distintos niveles de preparación y competencia previa. Según la prensa argentina, la federación de ese país (AFA) votó en contra de esa fecha.

Más allá de algunas posturas críticas, el futuro de las copas y de los torneos locales depende en gran medida del comportamiento de una pandemia que había logrado detener el balón a nivel global.




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