República Dominica (Foto archivo).

Cientos de casos de incesto se han denunciado en lo que va de año en República Dominicana, un drama latente en esta nación, donde distintos sectores reclaman la visibilización de este delito para tratar de combatirlo.

La sociedad dominicana reaccionó estupefacta recientemente al anunciarse el arresto del reconocido comunicador local y experto en mercadotécnica Pablo Ross, imputado de abusar de una hijastra menor de edad, un caso por el que fue enviado a prisión a finales de septiembre para cumplir una medida de coerción de tres meses.

Meses antes, en mayo, el presidente del país, Danilo Medina, destituyó al director nacional de Fronteras, el embajador Donni Santana, tras ser acusado de violar a una hijastra, un delito por el que también está en la cárcel su esposa y madre de la menor por supuesta complicidad.

Ambos se enfrentan ahora a una pena de 20 años de cárcel, la máxima para este delito.

Los dominicanos también fueron sacudidos a principios de año cuando el cadáver de una mujer y los de sus tres hijos menores fueron encontrados en estado de descomposición en la vivienda que compartían, crímenes por los que guarda prisión el marido de la fallecida, quien, de acuerdo con las autoridades, cometió el cuádruple asesinato después de que la mujer descubriera que había violado a sus dos niñas.

Estos son solo algunos de los tantos casos de este tipo que ocurren en el país, donde en 2017 la Procuraduría General de Justicia recibió 401 denuncias, frente a las 168 de 2016.

Para la oficial de Derechos de las Mujeres de Oxfam en República Dominicana, Zobeyda Cepeda, se trata de «un fenómeno bastante grave» y de una «epidemia que tenemos y que hay que visibilizar».

«El incesto es un acto horrendo difícil de creer», dijo a Efe Cepeda, y agregó que casos como el que involucran al comunicador Pablo Ross, «han traído de relieve esta preocupación por el alto número» de este tipo de delitos en el país.

Además, evidencian, que «las dominicanas no están seguras ni siquiera dentro de sus casas», dijo.

La propia vicepresidenta dominicana, Margarita Cedeño, se pronunció el mes pasado sobre el tema del incesto, y tras considerar que es una «barbaridad», afirmó que «tenemos que dar sanciones ejemplares para que los hombres entiendan que tienen que respetar a las niñas, a sus hijas, por el amor de Dios, no hay nada más atroz que un padre violando una hija».

De acuerdo con datos del Observatorio de Seguridad Ciudadana del Ministerio de Interior y Policía, durante los seis primeros meses de 2018 se recibieron 38.885 denuncias de violencia, de las que el 18 % correspondió a violencia de género, el 73 % violencia intrafamiliar y el restante 9 % fue delitos sexuales.

El 8 % de las denuncias de delitos sexuales correspondió, precisamente, a incestos.

Recientemente en el país se presentó el documento «Causales de vida. Estudio de cinco casos de aborto por causales en República Dominicana», que recoge cinco interrupciones de embarazo, o abortos, llevados a cabo por las tres causales que desde hace años demandan diferentes colectivos locales.

Entre las historias que recoge esta investigación está la de Mechi, de 33 años y madre de tres niños, quien a los 15 años quedó embarazada de su padre, que abusaba de ella desde los 9, y posteriormente la sometió a un aborto.

El padre de Mechi también abusó de otras tres hijas a partir de los 9 años, y ahora está en prisión por el incesto de la más pequeña.

Para Cepeda, las autoridades deben reforzar las políticas de prevención de estos casos, y, además, hay que reorientar la educación sexual integral en las escuelas «para que los niños y las niñas aprendan a defenderse o tengan mecanismos de denuncias fiables cuando en sus hogares no tengan ambiente de seguridad».

También, abogó por «una respuesta efectiva» por parte de las autoridades «para que las víctimas no se desalienten, no se decepcionen cuando acudan a la Justicia» porque, a su juicio, «cuando no hay una sanción efectiva contra el agresor el proceso de recuperación de la víctima es muy lento para poder superar ese trauma».




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