Mohamed Salah durante el duelo entre el Liverpool y el Ajax. / Foto EFE

Un gol del argentino Nicolás Tagliafico en propia puerta en la primera parte le sirvió al Liverpool para ganarle al Ajax (0-1), que estrelló una pelota en el palo al comienzo de la segunda mitad y se vio impotente para igualar el marcador.

Los ‘Reds’ tenían la necesidad de dar un golpe de mano que acallara las voces que decían que estaba pasando por un bache. En Ámsterdam, sin mostrar su mejor juego, se impuso gracias a su mejor control de los tiempos, la certeza de sus contraataques y las internadas por la banda izquierda de Sadio Mané.

Enfrente tuvo a un Ajax que se parece poco a aquel que sorprendió al mundo hace dos temporadas, cuando los hombres de Erik ten Hag casi se colaron en la final de la Liga de Campeones. El entrenador es el mismo, las bajas son obvias. El club ha ingresado decenas de millones de euros con la venta de cuatro jugadores clave de aquella plantilla -Frenkie de Jong, Matthijs de Ligt, Donny van de Beek y Hakim Ziyech-, pero el precio deportivo a pagar está siendo alto.

El entrenador del Liverpool, Jürgen Klopp, dibujó un 4-3-3 en la pizarra y eligió al joven de 19 años Curtis Jones para el centro del campo, acompañando a Georginio Wijnaldum y James Milner. Fabinho Tavares fue el jefe de la defensa inglesa en sustitución del lesionado Virgil van Dijk, cuya rotura de ligamento cruzado le tendrá al menos seis meses de baja. Lo hizo bien el brasileño: fue ordenado, cortó numerosas oportunidades locales y salvó a los suyos en más de una ocasión.

Ten Hag, por su parte, eligió también un 4-3-3, adelantando a Daley Blind como centrocampista y poniendo en el centro de la defensa al argentino Lisandro Martínez y a Perr Schuurs. Sorprendió poniendo a Mohammed Kudus, un ghanés de 19 fichado este verano.

Antony dos Santos, el otro joven traído recientemente a Amsterdam y que está dando un gran rendimiento en la liga neerlandesa, fue baja al no llegar en forma para el encuentro.

El destino no sonrió a Kudus en su estreno en la Liga de Campeones, pues una tempranera lesión en el minuto seis le obligó a ser sustituido por Quincy Promes, que no tuvo su día.

La primera media hora de juego estuvo entretenida. El Liverpool tuvo problemas en la salida del balón para encontrar ese juego vertical que le caracteriza. Se desesperaba Klopp en la banda con los despistes de su defensa y se desgañitó cuando dejaron que Ryan Gravenberch, la última perla salida de la cantera de Amsterdam, disparase solo desde la frontal del área en el minuto 21.

El Liverpool poco a poco se recompuso, se fue acercando y obligó a los locales a replegarse. A veces a base de contragolpes, comandados por el egipcio Mohamed Salah, en otras construyendo el juego desde atrás.

En el minuto 35, la mala fortuna se cruzó en el camino del conjunto holandés. Mané hizo una buena internada al área por la banda izquierda y realizó un extraño disparo. La pelota rozó a Blind y se le envenenó a Tagliafico, que en su intento de lanzarla fuera se equivocó y termino alojando el esférico en el fondo de su propia puerta.

El gol animó el encuentro, pues los últimos diez minutos de la primera parte fueron un ir y venir continuo, con ocasiones para los dos equipos. Salah casi marcó el segundo de su equipo en una contra, pero Mazraoui rechazó la pelota hasta en dos ocasiones.

A escasos minutos para el descanso, Dusan Tadic estuvo a punto de poner las tablas. Recibió un buen pase adelantado, se quedó solo delante del portero español Adrián y tiró de vaselina. Por allí pasaba Firmino, que llegó corriendo y la sacó en la línea. En el contraataque del Liverpool, Mané volvió a internarse en el área por la izquierda y Schuurs interceptó el pase, aunque a punto estuvo de colar el balón en su propia puerta.

En la reanudación, el Ajax empezó con un disparo de Klaassen con el empeine, de dentro hacia afuera, que besó el palo. El veterano centrocampista hizo un buen partido, cortando continuamente el juego de los ingleses.

Klopp introdujo, en el minuto 60 y con el marcador ajustado, un triple cambio con el que sorprendió a propios y extraños. Retiró a sus tres jugadores más ofensivos, Salah, Mané y Firmino, e introdujo a Takumi Minamino, Xherdan Shaqiri y Diogo Jota.

Las sustituciones, a priori, le reducían potencial ofensivo al Liverpool, pero le asentaron con más solidez en el centro del campo y anularon en esa parte del césped al Ajax. Los recién llegados ejercieron mucha presión cada vez que Onana la sacaba de portería y Minamino incluso lo intentó con disparos lejanos atajados por el portero camerunés.

El encuentro se jugó a puerta cerrada y el Ajax echó de menos el aliento de los suyos. En tiempos pre coronavirus, los seguidores holandeses se habrían entregado animando a los suyos, atosigando al Liverpool cada vez que tocase la pelota. No fue así.

Ten Hag, viendo la poca mordiente de los suyos, hizo un intento a la desesperada. Sacó del banquillo a Klaas-Jan Huntelaar y Lassina Traoré por Schuurs y Blind. Es decir, dos delanteros por un centrocampista y un defensa.

Las intenciones estaban claras. Los resultados no tanto, pues el Liverpool llegó a la portería local con numerosos contraataques que no se transformaron en gol gracias a las buenas intervenciones de Onana. En el último cartucho de los holandeses, Ekkelenkamp lanzó demasiado alto un despeje con los puños de Adrián.

Con el 0-1 final, el Liverpool se pone colíder del grupo D de la Liga de Campeones con tres puntos junto al Atalanta, mientras el Ajax y el Midtjylland danés se quedan a cero.




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